TALLAHASSEE, Fla. – La investigación legislativa estatal sobre la financiación del programa Hope Florida de la primera dama Casey DeSantis tuvo un final abrupto y sorpresivo el jueves cuando los testigos llamados a testificar sobre un rastro de dinero de 10 millones de dólares se negaron a presentarse.
Es posible que la investigación de la Cámara de Representantes tenga que terminar con los testigos desafiando la solicitud de los legisladores de ingresar.
Pero la pregunta sigue siendo: ¿Las personas cercanas al gobernador Ron DeSantis desviaron 10 millones de dólares del dinero de los contribuyentes a la Fundación privada Hope Florida para financiar eventualmente las actividades políticas del gobernador?
Se suponía que la audiencia del jueves sería una sesión de preguntas y respuestas con las personas involucradas en la transferencia de $10 millones de un acuerdo estatal de Medicaid a la Fundación Hope Florida, que financia el programa Hope Florida de la primera dama.
En cambio, el presidente del comité de la Cámara de Representantes dio un esquema detallado y una línea de tiempo de textos, cartas y documentos, conectando lo que debería haber sido dinero de los contribuyentes en lugar de desviarlo, eventualmente, a los comités políticos con los que el gobernador estaba trabajando, todo detrás de escena y sin que el liderazgo y la junta de la fundación lo supieran.
El actor principal en todo momento fue James Uthmeier, quien entonces era el jefe de gabinete del gobernador y ahora es el fiscal general de Florida.
El gobernador ha estado convocando conferencias de prensa durante las cuales califica la investigación como una cacería de brujas y un intento de arruinar la posible candidatura de su esposa a la gobernación.
“Se ven algunos de estos ataques políticos”, dijo el gobernador Ron DeSantis. “Eso es solo porque la gente sabe que esto es efectivo”.
La primera dama ha dicho en repetidas ocasiones: “Hope Florida no es un programa. Hope Florida es una idea. Hope Florida es una filosofía”.
La investigación no es sobre el programa Hope Florida. Se trata de la fundación que lo financia, creada dos años después, y de la ausencia de rendición de cuentas en los 10 millones de dólares que se transfirieron tras bambalinas.
Alrededor de la mitad de los $10 millones en el acuerdo podría ser dinero federal de Medicaid, por lo que queda por ver si el Departamento de Justicia de los Estados Unidos podría involucrarse.