TALLAHASSEE, Fla. – La comunidad de la Universidad Estatal de Florida sigue conmocionada tras el ataque del jueves que mató a dos padres de familia e hirió a otras seis personas.
Los homenajes han continuado durante el fin de semana festivo para honrar a las víctimas, Robert Morales y Tiru Chabba.
El presunto atacante, Phoenix Ikner, de 20 años, aún espera cargos. Es estudiante de FSU.
Registros judiciales de 2015 revelan que el sospechoso había estado “bajo medicación por varios problemas de salud y mentales, [incluyendo] trastorno de la hormona del crecimiento y TDAH”.
Los detalles se exponen en una batalla por la custodia de años entre sus padres biológicos, con la declaración jurada alegando que su madre lo sacó de la escuela, llevándolo a Noruega, por más de tres meses.
Gina Davidson dijo que fue su maestra el año en que se lo llevaron.
“Cuando regresó, volvió a mi clase”, dijo ella.
Davidson dijo que su corazón se rompe por las víctimas y por el “niño frágil” convertido en presunto tirador.
“Miro hacia atrás y pienso, ¿qué más podría haber hecho? Quiero decir, estoy segura de que todos los que han estado asociados en su vida piensan lo mismo”, dijo Davidson.
El domingo por la mañana, las víctimas sobrevivientes continúan avanzando en su recuperación.
Madison Askins, quien el viernes no podía caminar sin sentirse mal, dio una vuelta por la UCI el sábado, con una bala aún alojada en su vértebra.
“No voy a retroceder”, dijo. “No voy a dejar que esto me destruya”.