WASHINGTON – Ante un colapso del mercado global, el presidente Donald Trump anunció el miércoles que postergaba por 90 días sus aranceles sobre la mayoría de las naciones, pero aumentó su tasa impositiva sobre las importaciones chinas al 125%.
Parecía ser un intento de reducir lo que había sido una guerra comercial sin precedentes entre Estados Unidos y la mayor parte del mundo a una entre Estados Unidos y China.
Los mercados globales se dispararon, pero los detalles precisos de los planes de Trump para aliviar los aranceles a los socios comerciales que no son China no están inmediatamente claros.
El presidente Donald Trump decidió pausar la implementación de nuevos aranceles tras una intensa presión provocada por la volatilidad de los mercados financieros, que lo empujaron a reconsiderar sus políticas, incluso cuando algunos funcionarios de su administración insistían en que ese retroceso siempre había sido parte del plan.
Mientras acciones y bonos sufrían caídas, los votantes veían disminuir sus ahorros para el retiro y las empresas advertían sobre ventas por debajo de lo esperado y un aumento de precios, lo que representaba un duro golpe para un país que reeligió a Trump el año pasado con la promesa de combatir la inflación.
La economía global parecía estar en abierta rebelión contra los aranceles de Trump, que entraron en vigor el miércoles por la mañana, dejando en claro que el presidente de Estados Unidos no es inmune a las presiones del mercado. Para la tarde, Trump publicó en Truth Social que, dado que más de 75 países habían contactado al gobierno estadounidense para iniciar negociaciones comerciales y no habían tomado represalias significativas, había autorizado una “PAUSA” de 90 días, junto con una reducción sustancial del arancel recíproco a un 10%, con efecto inmediato.
Más tarde, Trump dijo a periodistas que decidió reducir los aranceles globales —excepto con China— porque la gente estaba “nerviosa” y “asustada” por la caída de los mercados bursátiles. Agregó que, aunque espera alcanzar acuerdos, “aún no se ha terminado nada”.
El presidente dijo que había estado siguiendo de cerca el mercado de bonos, y que muchas personas se estaban “mareando un poco” al ver cómo caían los precios de los bonos y aumentaban las tasas de interés, interpretado como un voto de desconfianza hacia sus políticas arancelarias previas.
“El mercado de bonos es muy complicado”, dijo Trump. “Estaba observándolo. Pero si lo miras ahora, es hermoso.”
Trump afirmó que había estado considerando la pausa en los aranceles “durante los últimos días”, pero que la decisión “se concretó esta mañana, bastante temprano”. Cuando se le preguntó por qué los asesores de la Casa Blanca insistieron durante semanas en que los aranceles no formaban parte de una negociación, respondió:
“Muchas veces, no es una negociación… hasta que lo es.”
El arancel del 10% será la tasa base para la mayoría de las naciones y entró en vigor el sábado. Es significativamente más bajo que el 20% que se había establecido para productos de la Unión Europea, el 24% para importaciones de Japón y el 25% para productos de Corea del Sur. Aun así, representa un aumento respecto a los aranceles anteriores de EE.UU. Canadá y México seguirán enfrentando aranceles de hasta el 25%, bajo una orden distinta de Trump, supuestamente para frenar el contrabando de fentanilo.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, explicó que las negociaciones con los distintos países serían “a medida” (bespoke), lo que implica que los próximos 90 días estarán llenos de conversaciones sobre posibles acuerdos. Bessent, exgerente de fondos de cobertura, declaró que la pausa fue motivada por el interés de otros países en negociar, y no por la caída brutal de los mercados financieros —aunque esa afirmación fue posteriormente contradicha por el propio presidente.
“La única certeza que podemos ofrecer es que Estados Unidos negociará de buena fe, y asumimos que nuestros aliados también lo harán”, dijo Bessent.
Añadió que él y Trump “tuvieron una larga conversación el domingo, y esta siempre fue su estrategia”, además de afirmar que el presidente “empujó a China hacia una mala posición”.
Sin embargo, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, pareció contradecir al presidente al declarar que la decisión de pausar los aranceles “definitivamente” no fue motivada por los mercados, sino por las solicitudes de negociación por parte de otros países.
Antes del cambio de rumbo, ejecutivos de negocios advertían sobre una posible recesión provocada por estas políticas, mientras que algunos de los principales socios comerciales de Estados Unidos respondían con sus propios impuestos a las importaciones, y la bolsa temblaba tras días de pérdidas.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró que el giro era parte de la estrategia negociadora de Trump.
“Los medios claramente no entendieron lo que el presidente Trump está haciendo aquí. Ustedes dijeron que el resto del mundo se acercaría a China, cuando en realidad hemos visto lo contrario. Todo el mundo está llamando a Estados Unidos, no a China, porque necesitan nuestros mercados.”
La directora de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, advirtió que la guerra comercial entre EE.UU. y China podría “dañar gravemente las perspectivas económicas globales” y alertó sobre una “fragmentación potencial del comercio mundial según líneas geopolíticas”.
La tensión en los mercados llevaba semanas en aumento antes del anuncio de Trump. El presidente había dado señales contradictorias, diciendo a veces que los aranceles seguirían, y en otras ocasiones, que podrían estar sujetos a negociación.
Una de las señales más preocupantes fue que la deuda pública estadounidense había perdido atractivo entre los inversionistas, quienes normalmente ven los bonos del Tesoro como un refugio seguro en tiempos de turbulencia. Los precios de los bonos bajaban, lo que elevó la tasa de interés del bono del Tesoro a 10 años a un 4.45%. Esa tasa bajó ligeramente después del anuncio de Trump.
Gennadiy Goldberg, jefe de estrategia de tasas en EE.UU. para TD Securities, dijo antes del anuncio que los mercados esperaban señales de una desescalada comercial.
“Los mercados, en general —no solo el de bonos del Tesoro— están buscando señales de que viene una tregua en la guerra comercial. Si no hay desescalada, será difícil que los mercados se estabilicen.”
John Canavan, analista principal de Oxford Economics, observó que, aunque Trump dijo que cambió de postura por las negociaciones en puerta, previamente había indicado que los aranceles se mantendrían.