LIMA – Cientos de peruanos asistieron el miércoles en una ciudad norteña al entierro de un cantante de un popular grupo de cumbia local asesinado el domingo en medio de una ola delincuencial y cuya muerte provocó pedidos de censura contra el ministro del Interior, así como una declaratoria de emergencia en Lima.
Los acompañantes llevaron polos y globos blancos hasta el cementerio de Piura, al tiempo que criticaron a la presidenta peruana Dina Boluarte y al ministro del Interior Juan José Santiváñez. También se quejaban de la impunidad que, según ellos, gozan al momento los asesinos no capturados de Paul Flores, vocalista del grupo Armonía 10, quien recibió dos disparos cuando el bus en el que se transportaba junto a la banda fue atacado a tiros el domingo por desconocidos.
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“El Perú está de luto, la música está de luto... es todo el país sufriendo eso (las extorsiones), ya estamos hartos”, dijo a la prensa Christian Yaipén, cantante de otro grupo de cumbia quien asistió al entierro y recordó que hace dos años su casa de Lima sufrió una explosión y disparos por parte de extorsionadores.
El asesinato de Flores, de 39 años, provocó reacciones en el Congreso y el gobierno. Se presentaron cuatro pedidos legislativos de censura contra el ministro Santiváñez por no tener planes para enfrentar a la delincuencia. El gobierno aplicó desde el martes un estado de emergencia que restringe derechos constitucionales y que ha sido criticado por expertos y ciudadanos. El régimen excepcional ha sido aplicado en algunos distritos de Lima entre septiembre y diciembre, sin resultados aparentes.
“Los estados de emergencia, la mayoría de la gente sabe que es una burla, no sirven para nada”, añadió el cantante Yaipén, del "Grupo 5". Yaipén recordó que hace dos años, a causa de las extorsiones y la delincuencia, se desplazan “con escoltas y con armamento largo”. Incluso "hemos llegado a tocar arriba de los andamios con francotiradores, esa cosa es vergonzosa", dijo.
Antes del entierro, el cadáver de Flores, quien deja un pequeño hijo, fue llevado hasta la iglesia católica Nuestra Señora del Rosario en Piura, donde empezó a cantar siendo niño entonando himnos religiosos y desempeñaba el cargo de monaguillo, según sus familiares.
La víspera varios grupos de cumbia tocaron cerca de su féretro ante más de mil personas. Muchos asistentes gritaron “fuera Dina”, en referencia a la mandataria que tiene 93% de desaprobación y solo 4% de aceptación, según una encuesta de marzo de la firma Datum Internacional.
Las extorsiones se han extendido por todo el territorio peruano, incluida la capital donde se producen asesinatos frecuentes. Negocios de todo tipo, así como domicilios en Lima sufren explosiones de dinamita o granadas lanzadas por los delincuentes. Entre septiembre y febrero se han producido varias protestas de negociantes afectados por las extorsiones, incluidos los transportistas y barberos.
Los asesinatos aumentaron desde 2017. Ese año hubo 674 homicidios, pero en 2023 ya se habían más que duplicado llegando a 1.506 y en 2024 se habían triplicado a 2.057. La violencia no se ha detenido porque entre el 1 de enero y 15 de marzo se han registado 459 asesinatos, 59 más que en el mismo periodo de tiempo de 2024, según datos del Sistema de Información de Defunciones.