LIMA – El ex presidente peruano Pedro Castillo se encontraba el martes ligeramente deshidratado un día después de que anunció una huelga de hambre como protesta por el inicio de un juicio oral en su contra por el presunto delito de rebelión. La fiscalía pide 34 años de cárcel para el exmandatario.
Durante el juicio, y con presencia de Castillo, se leyó un informe médico que indicaba que dos galenos de la fiscalía ingresaron temprano a la cárcel donde el exlíder está en prisión preventiva desde el 7 de diciembre de 2022, lo examinaron y lo diagnosticaron como “clínica y hemodinámicamente (flujo sanguíneo y presión arterial) estable, con una ligera deshidratación”.
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En la sala de audiencias, Castillo, quien vestía chamarra y no tenía corbata, se negó a coordinar con dos nuevos abogados gratuitos otorgados por el sistema judicial. Previamente, otro abogado gratuito que lo acompañó desde la semana pasada renunció porque Castillo se opone a ser defendido en este juicio, según indicó leyendo un documento la jueza Norma Carbajal, una de los tres magistrados del tribunal.
“Doctora disculpe yo no tengo nada que coordinar con mi defensa pública, he rechazado este juicio desde un principio... usted tiene 13 incidentes en mi proceso”, dijo Castillo a la jueza Carbajal. La jueza le pidió a Castillo que se callara.
El expresidente ha indicado que Carbajal "ha adelantado opinión" en el pasado al señalar que el alzamiento en armas “no requiere violencia física”. Castillo ha pedido su cambio.
Castillo escuchó el juicio por momentos con las manos juntas y en otros escribió con un lapicero en unos papeles, también se rascó la cabeza y bostezó.
La agencia estatal administradora de las cárceles dijo el lunes que la huelga de hambre de Castillo es un acto de indisciplina, que iniciará un proceso administrativo disciplinario cuyo resultado se comunicará más adelante y que por el momento se suspenderán las visitas al expresidente y se le someterá a aislamiento.
En un momento Castillo salió de la sala para ir a otra donde se realizaba una audiencia paralela de apelación sobre la prolongación de la prisión preventiva a la que está sometido desde el 7 de diciembre de 2022, el día en que leyó un discurso ante las cámaras de la televisión pública en las que ordenaba disolver el Congreso para gobernar por decreto.
El Ministerio Público acusó a Castillo por su intento de disolución del Parlamento para evitar una votación que buscaba su remoción por señalamientos de “permanente incapacidad moral” para gobernar. Castillo no logró su objetivo porque el Congreso lo destituyó, fue enviado a la cárcel y su entonces vicepresidenta Dina Boluarte asumió el poder. Hubo tres meses de protestas en los Andes y 50 civiles fallecidos.
El exministro de Defensa Emilio Bobbio —un militar retirado que duró dos días en el cargo antes de que Castillo leyera su discurso para disolver el Congreso— se presentó como testigo de la fiscalía.
Dijo que le tomó por sorpresa la lectura de un discurso de disolución del Congreso. En las afueras de la sala judicial dijo a la prensa que Castillo “se suicidó políticamente”, pero no complotó con nadie. “¿Cómo lee eso?", dijo. "A mi juicio deben darle tres o cuatro años por estúpido, pero no por haber hecho un golpe de Estado”.
Antes de ser destituido, Castillo sobrevivió a otros dos intentos previos de remoción. Apenas estuvo 16 meses en el gobierno y modificó cinco veces su gabinete con más de 60 cambios de secretarios, lo que provocó una parálisis interna. Castillo era el quinto presidente que tenía Perú en seis años.
El profesor rural que llegó al poder en 2021 también enfrenta otra investigación por presunta corrupción durante su gobierno que incluyen ascensos irregulares dentro del escalafón militar y la designación de un consorcio para construir un puente, sin respetar supuestamente las bases de un concurso.
Desde su salida, Boluarte quedó en la Presidencia. Cumple dos años y algo más de tres meses de mandato. Habrá elecciones en 2026.