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Honduras celebra primarias mientras crece la frustración de los votantes por la seguridad y economía

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ARCHIVO - Un hombre carga un saco de maz en el mercado de Comayaguela, en las afueras de Tegucigalpa, das despus de las elecciones generales en Honduras, el 30 de noviembre de 2021. (Foto AP/Moises Castillo, Archivo)

TEGUCIGALPA – Los hondureños acudieron el domingo a las urnas para elegir a los candidatos de los tres partidos principales que competirán en las elecciones presidenciales de noviembre en un país que sigue profundamente polarizado y escéptico ante los líderes de izquierda y derecha que no han logrado mejorar la seguridad y la economía.

En varios puntos del país centroamericano el retraso de la llegada de las urnas se extendió hasta horas de la tarde, especialmente en algunos sectores de Tegucigalpa —la capital— donde incluso simpatizantes de los distintos partidos en contienda realizaron protestas con quema de llantas y toma de calles.

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Ante ese retraso, la magistrada presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Cossette López, culpó a las Fuerzas Armadas, así como a la empresa de transporte contratada para trasladar el material electoral. “La empresa de transporte nos ha fallado”, señaló.

Asimismo, dijo que las Fuerzas Armadas no le “notificó al CNE el cambio de diez camiones por 90 buses” para trasladar el material.

“Pueblo hondureño nadie puede ni debe conspirar contra nuestro derecho a votar", expresó López, agregando que se está evaluando extender la votación varias horas más en Tegucigalpa y otras ciudades como San Pedro Sula para permitirle votar a todas las personas que no pudieron hacerlo temprano.

Según el cronograma electoral, los centros de votación deben cerrar a las 5:00 de la tarde, pero puede prorrogarse por unanimidad de todos los miembros de la Junta Receptora de Votos.

La elección, en la que se escogerán también a los aspirantes a cargos en el Congreso, el Parlamento Centroamericano, las alcaldías y otros puestos locales, se produce en un momento en que la presidenta Xiomara Castro —la primera mujer líder de Honduras— del partido izquierdista LIBRE tiene una relación tensa con Estados Unidos.

Castro había planteado la posibilidad de poner fin al acceso de Estados Unidos a una base aérea que el ejército estadounidense utiliza para operaciones regionales y dijo que se retiraría del tratado de extradición que envió a su predecesor a Estados Unidos por cargos de tráfico de drogas, antes de dar marcha atrás. Su propia familia ha sido señalada por acusaciones de presuntos nexos con narcotraficantes.

La actual ministra de Defensa de Castro, Rixi Moncada, aspira a ganar la candidatura con el respaldo de la mandataria. Pero el rechazo de Moncada a renunciar a su cargo para postularse a los próximos comicios ha sido criticado, en parte porque el ejército está encargado de custodiar las papeletas.

La ex primera dama Ana García busca un regreso al pasado reciente al postularse por la nominación del Partido Nacional de Honduras. Su esposo, el expresidente Juan Orlando Hernández, pertenece a ese partido. Hernández está cumpliendo una condena de 45 años de prisión en Estados Unidos por tráfico de drogas. En su acto de cierre de campaña, reprodujo una grabación de audio de su esposo diciendo que “votar por Ana, es votar por mí, es votar por una vida mejor”.

El conservador Partido Liberal de Honduras presenta un enfrentamiento entre dos personas que alguna vez apoyaron a Castro, pero se convirtieron en opositores.

Uno de ellos, Salvador Nasralla, ayudó a Castro a ganar la presidencia en las elecciones de 2021 al poner fin a su candidatura independiente para unirse a su coalición. Se desempeñó como vicepresidente, antes de dejar la administración, diciendo que había sido marginado.

El otro es Jorge Cálix, un joven abogado y político, que alguna vez fue miembro de LIBRE, pero se fue después de que Castro no apoyó su intento de liderar el Congreso.

Nasralla ha expresado admiración por el presidente libertario de Argentina, Javier Milei, mientras que Cálix dice que quiere emular las políticas de seguridad de mano dura del popular presidente de El Salvador, Nayib Bukele.

En total, diez candidatos competirán por las nominaciones de los tres partidos. Once partidos más pequeños elegirán a sus candidatos a través de sus propios procesos internos en otros momentos. Aproximadamente 5,8 millones de hondureños están habilitados para votar.

La participación en las primarias abiertas ha sido históricamente baja debido en gran parte al temor de que ser identificado con un partido podría limitar las posibilidades de empleo si el candidato de otro partido gana en noviembre.

Los hondureños buscan propuestas claras en materia de seguridad, empleo, corrupción y un sistema de salud vacilante. Los bajos niveles de inversión extranjera en los últimos años han alimentado el alto desempleo, que sigue empujando a los hondureños a migrar en busca de oportunidades.

La violencia persistente es otro factor que empuja a los hondureños a abandonar sus hogares. Las pandillas callejeras dirigen redes de extorsión a través del miedo, y los narcotraficantes se aprovechan de la ubicación geográfica de Honduras para sacar provecho de las drogas que se desplazan hacia el norte, rumbo a Estados Unidos.

“Uno viene a votar en las primarias y en las generales con la esperanza de que haya un cambio en el país", dijo a la AP Marco Emilio Izaguirre, un motorista de equipo pesado de 58 años. "En las elecciones pasadas le di el voto a esa doña (la presidenta Castro) y estoy decepcionado, por eso necesitamos un cambio, nos equivocamos”.


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