CONDADO DE NZARA, SudáCatherine Bashiama pasa sus dedos por las ramas del cafeto que ha cultivado desde que era una plántula, buscando ansiosamente sus primeros brotes de fruta desde que lo plantó hace tres años. Cuando agarra las pequeñas cerezas, sonríe ampliamente.
La agricultora nunca había cultivado café en su aldea en el oeste de Sudán del Sur, pero ahora alberga esperanzas de que una rara especie resistente al clima ayude a sacar a su familia de la pobreza. “Quiero enviar a mis hijos a la escuela para que puedan ser la generación del futuro”, declaró Bashiama, madre de 12.
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Descubierto hace más de un siglo en Sudán del Sur, el café excelsa está generando ilusión entre los lugareños que pasan apuros económicos y atrayendo el interés de la comunidad internacional, en medio de una crisis global del café causada principalmente por el cambio climático. A medida que los principales países productores de café enfrentan dificultades para cultivar en climas más secos y menos confiables, los precios han alcanzado los niveles más altos en décadas y el sector se moviliza en busca de soluciones.
Los expertos dicen que las previsiones de Brasil —el mayor productor mundial de café, afectado por la sequía— indican que la cosecha de este año podría disminuir en un 12%.
“Lo que la historia nos muestra es que a veces el mundo no te da una opción, y en este momento hay muchos caficultores que sufren debido al cambio climático y enfrentan este predicamento”, señaló Aaron Davis, jefe de investigación sobre café en el Real Jardín Botánico de Kew, en Londres. Davis y su equipo han estado investigando el excelsa durante casi una década, y trabajan con productores de este grano en varios países, especialmente en Uganda.
El excelsa podría desempeñar un papel clave en la adaptación.
Nativo de Sudán del Sur y de un puñado de otros países africanos, incluidos la República Democrática del Congo, la República Centroafricana y Uganda, el excelsa también se cultiva en India, Indonesia y Vietnam. Las raíces profundas del árbol, sus hojas gruesas y coriáceas, y su tronco grande le permiten prosperar en condiciones extremas como sequías y calor donde otros cafés no pueden. También es resistente a muchas plagas y enfermedades comunes del café.
Sin embargo, representa menos del 1% del mercado global, muy por detrás de las especies arábica y robusta, que son los cafés más consumidos en el mundo. Los expertos dicen que tendrá que demostrarse que el excelsa es práctico a una escala mucho mayor para cerrar la brecha en el mercado causada por el cambio climático. Por ahora, en su mayor parte sólo está disponible para adquirirlo en línea.
La historia del café en Sudán del Sur
A diferencia de sus vecinos Etiopía o Uganda, a Sudán del Sur —un país rico en petróleo— nunca se le ha conocido por ser un productor de café.
Sus colonizadores británicos cultivaron robusta y arábica, pero eso se detuvo en gran medida durante décadas de conflicto que forzaron a las personas a abandonar sus hogares y dificultaron la agricultura. Los cafetos requieren cuidados regulares como poda y desmalezado, y tardan al menos tres años en dar fruto.
Durante una visita de The Associated Press al condado Nzara en el estado de Equatoria Occidental —considerado el granero del país—, los residentes expusieron sus recuerdos de cuando sus padres y abuelos cultivaban café, aunque gran parte de la generación más joven no lo había hecho.
Muchos estaban familiarizados con el excelsa, pero no se percataron de lo especial que era, ni de cómo se llamaba. Se referían a él como el gran árbol, típicamente más alto que las especies arábica y robusta, que generalmente se podan hasta que parecen arbustos o setos. Los árboles de excelsa pueden alcanzar 15 metros (unos 49 pies) de altura, pero también pueden ser podados mucho más cortos para facilitar la cosecha.
El café hecho de granos de excelsa tiene un sabor dulce —a diferencia del robusta—, con toques de chocolate, frutas oscuras y avellana. Es más similar al arábica, pero en general menos amargo y puede tener menos cuerpo.
“Se sabe tan poco sobre este café, que nos sentimos a la vanguardia tratando de desentrañarlo y estamos aprendiendo cada día”, indicó Ian Paterson, director general de Equatoria Teak, una empresa agroforestal sostenible que opera en el país desde hace más de una década.
La compañía ha estado realizando pruebas con el excelsa durante años. Los resultados iniciales son prometedores, y los árboles son capaces de soportar el calor mucho mejor que otras especies, señaló la empresa. También está trabajando con comunidades para reanimar el sector del café e incrementar la producción. Hace tres años proporcionó plántulas y capacitación a unos 1.500 agricultores, incluida Bashiama, para ayudarles a cultivar café. Los agricultores pueden venderle de vuelta a la empresa para su procesamiento y exportación.
Muchos de los árboles comenzaron a producir por primera vez este año, y Paterson indicó que prevé exportar el primer lote de unas 7 toneladas a tiendas especializadas en Europa. Para 2027, el café podría inyectar unos 2 millones de dólares a la economía, luego de que grandes compradores como Nespresso han expresado interés. Pero la producción necesita triplicarse para que a los grandes compradores les convenga invertir, observó.
Retos de desarrollar una industria en medio de la inestabilidad de Sudán del Sur
Eso podría ser un desafío en Sudán del Sur, donde la falta de infraestructura y la inseguridad dificultan la salida del café.
Un camión de 30 toneladas de café tiene que viajar unos 3.000 kilómetros (1.800 millas) para llegar al puerto en Kenia con el fin de ser transportado por mar. El costo de la primera parte de ese viaje, a través de Uganda, es de más de 7.500 dólares, hasta cinco veces de lo que cuesta en países vecinos.
Además es difícil atraer inversionistas.
A pesar de un acuerdo de paz en 2018 que puso fin a una guerra civil de cinco años, en ciertas partes aún hay combates. Las tensiones en Equatoria Occidental son especialmente altas después de que el presidente destituyó al gobernador en febrero, lo que provocó la ira de sus partidarios. Cuando los reporteros de la AP visitaron Nzara, el tránsito a través de la carretera principal hacia la ciudad fue suspendido un día debido a disparos, y las personas huían de sus aldeas, temerosas de más violencia.
El gobierno dice que las empresas pueden operar de manera segura, pero les advirtió que se enfoquen en los negocios.
“Si soy un empresario, ocupándome de mi negocio, no debo mezclarme con la política. Una vez que empieces a mezclar tu negocio con la política, definitivamente terminarás en el caos”, indicó Alison Barnaba, ministra de Agricultura, Silvicultura y Medio Ambiente del estado.
Barnaba dijo que hay planes para rehabilitar viejas plantaciones de café y construir una escuela de agricultura, pero los detalles no están del todo claros, incluido de dónde provendrá el dinero. Sudán del Sur no le ha pagado a sus funcionarios públicos en más de un año, y una ruptura de un oleoducto crucial a través del vecino Sudán ha provocado una caída en los ingresos del petróleo.
Además, cultivar café no siempre es fácil. Los agricultores tienen que lidiar con incendios que se propagan rápidamente en la temporada de secas y devastan sus cultivos. Los cazadores utilizan el fuego para asustar y matar animales, y los residentes lo usan con el fin de despejar tierras para la agricultura. Pero los incendios pueden salirse de control y hay pocas medidas en marcha para hacer que las personas rindan cuentas, dicen los residentes.
El café como una forma de salir de la pobreza
Aún así, para los lugareños el café representa una oportunidad para un futuro mejor.
Bashiama indicó que comenzó a plantar café después de que su esposo se lesionó y ya no pudo ayudar a cultivar suficiente maíz ni maní de los que la familia había vivido. Desde que se accidentó no ha podido enviar a sus hijos a la escuela ni comprar comida suficiente, narró ella.
Otro agricultor, Taban John, de 37 años, quiere usar sus ganancias del café para comprar una bicicleta y así poder vender más fácilmente sus otros cultivos, maní y yuca, y otros productos en la ciudad. También quiere poder costear uniformes escolares para sus hijos.
El excelsa es una oportunidad para que la comunidad logre mayor independencia financiera, dicen los líderes comunitarios. Las personas dependen del gobierno o de la ayuda extranjera, pero cuando eso no llega, no pueden cuidar de sus familias, afirman.
Pero para que el café prospere en Sudán del Sur, los lugareños dicen que se necesita una mentalidad de proyectos a largo plazo, y eso requiere estabilidad.
Elia Box perdió la mitad de su cosecha de café en un incendio en febrero. Planea reemplazarla, pero se siente desanimado por el trabajo que requerirá y la falta de orden público para hacer que las personas rindan cuentas.
“Durante la guerra, las personas no están pensando a largo plazo, como para cultivar café”, apuntó. “El café necesita que haya paz“.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.