MIAMI, Fla. – Residentes del sur de Florida se estremecieron tras la explosión en pleno vuelo de una nave Starship de SpaceX, ocurrida ocho minutos después de su lanzamiento de prueba, el jueves por la noche. El incidente generó escombros que representaron un peligro para aviones cercanos y provocaron la suspensión de vuelos en el sur de Florida y el Caribe.
Poco después de la explosión del cohete no tripulado tras despegar desde Texas, comenzaron a transmitirse alertas por radio desde Miami, Puerto Rico y otros pilotos en el aire. De inmediato, se activó un protocolo de respuesta ante la caída de escombros, un procedimiento que los ingenieros de SpaceX habían mapeado previamente en caso de emergencia.
“En SpaceX hay un ingeniero que traza la ruta de la nave y establece lo que debería ocurrir en caso de un problema. Desde cierta altitud, determinan cuál sería la zona de impacto de los escombros”, explicó Willard Shepard, abogado especializado en aviación y ex piloto de combate de la Fuerza Aérea.
Shepard detalló que los controladores de tráfico aéreo alertaron a todos los pilotos en la zona para que evitaran el área predefinida de caída de escombros.
“Podría ser del tamaño de una moneda, pero al caer desde esa altitud y a esa velocidad, podría causar daños graves”, advirtió.
La Administración Federal de Aviación (FAA) detuvo temporalmente las operaciones en los aeropuertos de Miami, Fort Lauderdale, Palm Beach y Orlando ante el riesgo de “escombros espaciales en caída”.
El incidente generó cuestionamientos para SpaceX y su fundador, Elon Musk, ya que la FAA, responsable de certificar estos vuelos, había investigado otra explosión de SpaceX hace poco más de un mes.
“Está claro que habrá otra investigación”, señaló Shepard. “Esto ha sucedido dos veces. ¿Por qué sigue ocurriendo?”.