MEXICO CITY – Pese a los estragos que ocasiona en todo el mundo el cambio climático, las icónicas mariposas monarca parecieran haber ganado la partida, al menos temporalmente, al lograr adaptarse a las fluctuaciones del clima.
La más reciente medición realizada en México por la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP) mostró que las zonas donde las mariposas monarca pasaron este año el invierno alcanzaron las 1,79 hectáreas, duplicando el registro del año previo que fue de 0,9 hectáreas.
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Con los resultados de este año se revierte la tendencia hacia la baja que se observó entre 2022 y 2024, aunque aún se está lejos de la cifra récord que se dio entre 1996-1997 cuando la superficie ocupada por las monarcas fue 18,19 hectáreas.
El registro anual no contempla el número de ejemplares sino las hectáreas donde pasan los meses de octubre a marzo en las montañas de los estados de México y Michoacán, en el centro y occidente de México.
Las monarcas que llegan a México vienen del este de Estados Unidos y Canadá, mientras que las poblaciones que habitan en el oeste de las Montañas Rocosas suelen invernar a lo largo de la costa de California.
Según explicó Gloria Tavera Alonso, directora general de conservación para el desarrollo de la CONANP, la recuperación de la población de las monarcas se debió a que “nos favoreció el clima, la humedad” y a los esfuerzos que desplegaron las autoridades, la sociedad civil y la academia en Estados Unidos para incrementar el número de plantas con néctar y asegurar que los insectos tuvieran suficiente alimento y más espacio para su reproducción.
El aumento de la ocupación de las monarcas fue celebrado en conferencia de prensa por las autoridades de CONANP y del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), aunque reconocieron que podrían darse fluctuaciones en la población asociadas a los cambios en el clima.
En ese sentido, el director general del fondo en México, Jorge Rickards, afirmó que “no hay que bajar la guardia” y se deben seguir atentamente los cambios para hacer planes de adaptación y dirigir los esfuerzos a la conservación del icónico insecto de alas naranjas y negras de América del Norte.
Por su parte, el jefe de la CONANP, Pedro Álvarez Icaza, descartó que las fricciones comerciales que han surgido en las últimas semanas entre Estados Unidos, México y Canadá puedan recpercutir en las acciones para proteger a las monarcas y sostuvo que los esfuerzos trilaterales están blindados.
Pese a los registros alentadores que se dieron en México, en Estados Unidos no se corrió con la misma suerte.
La Sociedad Xerces para la Conservación de Invertebrados informó el mes pasado que sólo contó 9.119 monarcas en 2024, lo que representó una disminución de 96% respecto del año previo cuando se registraron 233.394. El total fue el segundo más bajo desde que el sondeo comenzó en 1997. La mayor caída fue en 2020 cuando se registraron 1.901 monarcas.
Según los especialistas, las monarcas enfrentan riesgos en todo el continente debido, en gran medida, a la desaparición del algodoncillo, la planta huésped de las orugas del insecto. La planta ha estado desapareciendo como consecuencia de las sequías, incendios forestales, el uso de pesticidas y el desarrollo urbano. Los intensos calores que se registraron el año pasado en los estados del oeste de Estados Unidos también pudieron haber ralentizado la reproducción.
Ante los alarmantes registros, el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos anunció en diciembre que estaba trabajando para colocar a las monarcas en la lista de especies amenazadas, con lo que se prohibiría matarlas, transportarlas o realizar cambios en el terreno que impliquen la eliminación del algodoncillo.
Entre las medidas también se contempla la protección de 1.779 hectáreas en siete condados costeros de California a los que las monarcas del oeste acuden a pasar el invierno.
La agencia tiene hasta diciembre para decidir si incluye oficialmente a la monarca en la lista de especies amenazadas.
Tavera Alonso se mostró contraria a esa iniciativa y dijo a The Associated Press que se debe preservar el hábitat donde las mariposas se alimentan y reproducen. “Necesitan más bien proteger estos sitios de plantas silvestres, que no las eliminen para aumentar las áreas agrícolas”, agregó.