EL CAIRO, Egipto – Hamás anunció el jueves que liberará al próximo grupo de rehenes israelíes según lo previsto, allanando el camino a la resolución de una importante disputa que amenazaba el alto el fuego en la Franja de Gaza.
El grupo insurgente apuntó que los mediadores egipcios y qataríes han afirmado que trabajarán para “eliminar todos los obstáculos”, y reiteró que cumplirán con el acuerdo.
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Según el comunicado, tres rehenes israelíes más serán devueltos a su país el sábado.
Israel no realizó comentarios de inmediato tras el anuncio de Hamás.
La decisión del grupo insurgente permitiría que el alto el fuego en Gaza continúe por ahora, pero su futuro sigue siendo incierto.
Hamás había amenazado con retrasar la próxima liberación de rehenes israelíes, acusando a Israel de no cumplir con sus obligaciones de permitir la entrada de tiendas y refugios, entre otras supuestas violaciones de la tregua.
Israel, con el apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había amenazado con reanudar su ofensiva si no se liberaba a los rehenes.
Hamás indicó que su delegación mantuvo conversaciones en El Cairo con funcionarios egipcios y estaba en contacto con el primer ministro de Qatar en lo que se refiere al aumento de la entrada al sitiado enclave palestino de refugios, suministros médicos, combustible y equipos pesados para la retirada de escombros.
La televisora estatal egipcia Qahera, próxima a los servicios de seguridad del país, reportó que Egipto y Qatar habían logrado resolver la disputa. Los dos países árabes han actuado como mediadores clave con Hamás y ayudaron a negociar el alto el fuego, que entró en vigor en enero, 15 meses después del inicio de la guerra.
Los medios egipcios emitieron imágenes que mostraban camiones transportando viviendas temporales y topadoras en el lado egipcio del cruce de Rafah hacia el sur de Gaza. Según los reportes, los camiones se dirigían a una zona de inspección israelí antes de ingresar al territorio palestino.
Trump ha generado más incertidumbre
La tregua enfrenta un desafío mucho mayor en las próximas semanas. Está previsto que la primera fase concluya a principios de marzo, y aún no ha habido negociaciones sustanciales para la segunda fase, en la que Hamás liberaría a las decenas de rehenes restantes a cambio del final de la guerra.
La propuesta de Trump de trasladar a los alrededor de dos millones de palestinos de Gaza y asentarlos en otros países ha arrojado más dudas sobre el futuro del alto el fuego. El plan ha sido bien recibido por Israel, pero rechazado de forma contundente por los palestinos y los países árabes, que se han negado a aceptar cualquier movimiento de refugiados. Los grupos de derechos humanos dicen que, según el derecho internacional, esto podría equivaler a un crimen de guerra.
Los aliados de extrema derecha del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, reclaman ya la reanudación de la guerra cuando termine la primera fase para implementar el plan de Trump y aniquilar a Hamás, que sigue controlando el territorio tras sobrevivir a una de las campañas militares más letales y destructivas de la historia reciente.
La guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando insurgentes encabezados por Hamás asaltaron el sur de Israel y mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, además de tomar a unas 250 más como rehenes. Más de la mitad han sido liberadas en acuerdos con Hamás u de otro tipo, ocho fueron rescatadas y se han recuperado decenas de cadáveres.
Los cautivos son uno de los pocos elementos de negociación que le quedan a Hamás, y puede ser difícil que el grupo se comprometa a más liberaciones si cree que la guerra se reanudará.
Trump ha dado señales contradictorias sobre lo que quiere ver en Gaza.
Se atribuyó el mérito de haber negociado el alto el fuego, que se alcanzó días antes de su llegada a la Casa Blanca tras más de un año de negociaciones mediadas por el gobierno de su antecesor, Joe Biden. Pero también ha expresado dudas acerca de la aplicación del acuerdo y afirma que depende de Israel decidir si reanuda la guerra o no, mientras promete la continuidad del apoyo militar de Washington.
En la Franja harbría aún 73 rehenes, alrededor de la mitad de los cuales se cree que están muertos. Casi todos los demás son hombres, incluyendo soldados israelíes.
La guerra se ha cobrado la vida de más de 48.000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no dice cuántos eran combatientes. Israel afirma que ha matado a más de 17.000 insurgentes, pero no ha ofrecido pruebas.
La ofensiva israelí ha arrasado grandes zonas de Gaza. En su apogeo, los combates habían desplazado al 90% de los 2,3 millones de habitantes del enclave. Cientos de miles han regresado a sus hogares desde que entró en vigor el alto el fuego, aunque muchos se han encontrado con montones de escombros y restos humanos sepultados y municiones sin explotar.
Una “nueva guerra” podría ser mucho peor
Haciéndose eco de las palabras de Trump, el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, dijo el miércoles que “se desatará el infierno” si Hamás deja de liberar rehenes y apuntó que una nueva guerra en Gaza” no terminaría hasta que la milicia fuera derrotada, lo que permitiría llevar a cabo la visión de Trump de un desplazamiento masivo.
Con muchos menos rehenes cautivos en Gaza, Israel tendría más libertad de acción militar.
También enfrentaría muchas menos restricciones por parte de Estados Unidos, su principal aliado militar. El gobierno de Biden, aunque proporcionó un apoyo militar y diplomático crucial, había presionado ocasionalmente al país para permitir la entrada de más ayuda y llegó a suspender algunos envíos de armas. También había afirmado que no debería haber un desplazamiento permanente de la población palestina.
Trump ha levantado las restricciones a las transferencias de armas, y su administración está avanzando en una venta por importe de 7.000 millones de dólares aprobada durante la presidencia de Biden.
El actual mandatario estadounidense ha dicho que la población de Gaza debería ser reubicada en otros lugares de la región, y que los países árabes ricos paguen por ello. Ha sugerido que una vez que termine el conflicto, Israel transferiría el control de Gaza a Estados Unidos, que luego crearía la “Riviera del Oriente Medio”.
El ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, un socio clave en la frágil coalición gobernante de Netanyahu, ha pedido la reanudación de la guerra, la “migración voluntaria” de un gran número de palestinos de Gaza y el restablecimiento de asentamientos judíos en el enclave.
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Lidman informó desde Jerusalén.