ROMA – El papa lanzó el martes una contundente reprimenda al gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por su programa de deportación masiva de migrantes, y advirtió que la iniciativa para expulsar a personas únicamente en base a su estatus las priva de su dignidad inherente y “terminará mal”.
Francisco dio el extraordinario paso de abordar la represión migratoria de Estados Unidos en una carta dirigida a los obispos del país, quienes han criticado las expulsiones alegando que perjudican a los más vulnerables.
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El argentino, que es el primer pontífice latinoamericano de la historia, ha hecho de la atención a los migrantes una prioridad de su papado, exigiendo a los países que acojan, protejan, promuevan e integren a aquellos que huyen de conflictos, de la pobreza y de desastres climáticos. Francisco también apuntó que espera que los gobiernos hagan todo lo posible dentro de los límites de sus capacidades.
En la carta, Francisco afirma que los países tienen derecho de defenderse y a mantener a sus comunidades a salvo de delincuentes.
“Dicho esto, el acto de deportar a personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por razones de extrema pobreza, inseguridad, explotación, persecución o grave deterioro del medio ambiente, daña la dignidad de muchos hombres y mujeres, y de familias enteras, y los sitúa en un estado de especial vulnerabilidad y desamparo”, escribió.
Citando los relatos bíblicos de emigración, el pueblo de Israel, el Libro del Éxodo y la propia experiencia de Jesucristo, Francisco reafirmó el derecho de las personas a buscar refugio y seguridad en otros lugares y se mostró preocupado por lo que está sucediendo en Estados Unidos.
“He seguido de cerca la gran crisis que está teniendo lugar en Estados Unidos con el inicio de un programa de deportaciones masivas”, señaló el pontífice. “La conciencia bien formada no puede dejar de emitir un juicio crítico y expresar su desacuerdo con cualquier medida que, tácita o explícitamente, identifique la situación irregular de algunos migrantes con la criminalidad”.
Una cosa es desarrollar una política para regular la migración legalmente, pero expulsar a las personas únicamente por su estatus es otra, escribió.
“Lo que se construye sobre la base de la fuerza, y no sobre la verdad de que la dignidad es igual para todos los seres humanos, comienza mal y terminará mal”, apuntó.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo la semana pasada que más de 8.000 personas habían sido arrestadas en acciones de control migratorio desde que Trump asumió la presidencia el 20 de enero. Algunos han sido deportados, otros están detenidos en prisiones federales y otros están retenidos en la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, en Cuba.
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La cobertura religiosa de The Associated Press recibe apoyo a través de una colaboración con The Conversation US, con fondos de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable del contenido.