MIAMI, Fla. – Un asesino silencioso acecha en los jardines del sur de Florida y se está cobrando la vida de queridas mascotas.
Los sapos Bufo, también conocidos como sapos de caña, son anfibios invasores cuyas secreciones tóxicas pueden matar a un perro en cuestión de minutos.
Gail Webb conoce muy bien lo que es el dolor.
Hace dos años, su campeona perrita salchicha, Lambeau, que estaba embarazada de tres cachorros en ese momento, murió después de un breve encuentro con un sapo Bufo.
“No puedo sacarme esa imagen de la cabeza: ella echando espuma por la boca, sentada en mi regazo y luego muriendo en mi regazo”, recordó Webb, llorando. “Fue la experiencia más desgarradora”.
El incidente sucedió tan rápido que Webb y su esposo no tuvieron tiempo de llevar a Lambeau al veterinario. “Simplemente se lo llevó a la boca. Fueron segundos”, lamentó. Los sapos Bufo secretan una toxina lo suficientemente potente como para matar incluso a animales grandes, incluidos los elefantes.
Para los perros, la exposición puede provocar convulsiones, insuficiencia orgánica y muerte en 15 a 20 minutos.
Cómo abordar el problema de los sapos
Webb solicitó la ayuda de Toad Busters, un servicio profesional especializado en la erradicación de especies invasoras.
“Durante la temporada de lluvias, los sapos se encuentran cerca del lago”, resaltó Austin Begon de Toad Busters. “Hemos recolectado más de 500 sapos de un solo estanque de un campo de golf. Están infestando ciertas áreas”.
Begon explicó los peligros que plantean estos sapos.
“Un perro ni siquiera tiene que morder al sapo. Puede tocarlo con su pata mientras secreta la toxina y lamer su pata”.
El clima cálido del sur de Florida y las abundantes fuentes de agua lo convierten en un refugio para los anfibios, que inicialmente se introdujeron para controlar las plagas agrícolas. Ahora, prosperan en áreas residenciales, se esconden en el mantillo, en los jardines y cerca de las piscinas.
Para combatir la amenaza, Webb implementó un plan para proteger su propiedad de los sapos, reemplazando el mantillo por rocas pesadas e instalando barreras de malla para evitar que los sapos ingresen a su jardín.
Creando conciencia
Webb ahora mantiene a sus perros, Packer y Curly, cerca y educa a sus vecinos sobre el peligro.
“Hemos hecho todo lo posible para evitar que eso vuelva a suceder”, señaló. “Le cuento la historia a cualquiera que quiera escucharme”.
La defensora de los animales de Local 10, Jacey Birch, enfatiza la importancia de la vigilancia.
“Hay un asesino silencioso acechando en sus arbustos, macizos de flores e incluso en el agua, que puede ser fatal para sus perros”, advirtió.
Mientras los residentes del sur de Florida lidian con esta amenaza oculta, los expertos recomiendan eliminar los escondites de los sapos, supervisar a las mascotas al aire libre y contactar a profesionales como Toad Busters para obtener ayuda.