Policías, fiscales y peritos de Sinaloa conspiraron para encubrir asesinato de rival de gobernador

En este retrato, Ismael "El Mayo" Zambada, en el centro, aparece sentado junto a su abogado defensor Frank Perez, en el tribunal federal del distrito de Brooklyn, en Nueva York, el 13 de septiembre de 2024. (Elizabeth Williams va AP, Archivo) (Elizabeth Williams, Elizabeth Williams)

MEXICO CITY – Policías, fiscales y expertos forenses del estado de Sinaloa, en el noroeste de México, se confabularon para encubrir el asesinato de un rival del gobernador Rubén Rocha Moya, utilizando una camioneta ensangrentada que fue descubierta en la escena del crimen, informó la fiscalía federal el domingo.

La sorprendente declaración de la fiscalía federal respalda la versión del encarcelado capo Ismael “El Mayo” Zambada, quien asegura que el 25 de julio otro cabecilla del cártel de Sinaloa lo obligó a abordar un avión en el que ambos volaron hacia Estados Unidos y se entregaron a las autoridades federales.

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Zambada dio a conocer una carta en agosto pasado en que aseguró que Héctor Cuén, rival del gobernador oficialista, fue asesinado el mismo día y en el mismo lugar en que Zambada fue secuestrado. La Fiscalía General de la República reveló el domingo que en el lugar del asesinato —una ranchería ubicada a las afueras de Culiacán, la capital del estado— se encontraron residuos de sangre de Cuén.

Rocha Moya aún no ha hecho declaraciones públicas relacionadas al comunicado de la fiscalía federal, pero en ocasiones anteriores ha dicho que Cuén fue asesinado por hombres armados durante un intento de robo en una gasolinera ubicada a varios kilómetros de distancia, y la fiscalía estatal de Sinaloa difundió imágenes de una cámara de seguridad en que se mostraba el presunto asalto.

Pero la fiscalía federal no tardó en descubrir que algo estaba mal con el video: Registros forenses indicaban que Cuén había recibido cuatro impactos de bala, mientras que en el video únicamente se escucha un disparo, mientras que los empleados de la gasolinera dijeron que no habían escuchado ninguno.

El cuerpo no pudo ayudar a resolver el acertijo debido a que las autoridades estatales violaron todas las normas relacionadas con la investigación de un homicidio al permitir que los restos de Cuén fueran cremados prácticamente de inmediato.

Más tarde se demostró que las imágenes de la gasolinera eran una falsificación, pero algo dentro de la camioneta blanca que se muestra en el video era real: En la caja del vehículo se encontraron restos de sangre de uno de los guardaespaldas de Zambada.

Eso permite entrever que o la policía del estado, los investigadores forenses y fiscales encontraron el cadáver en la parte trasera de la camioneta y se deshicieron del cuerpo, o por lo menos llevaron el vehículo ensangrentado desde el lugar del crimen hasta la gasolinera en donde se escenificó el asesinato.

“Todo lo anterior ratifica las investigaciones ministeriales y policiacas que determinaron las presuntas responsabilidades penales y administrativas de policías, ministerios públicos, peritos y personal diverso de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, quienes ya han sido investigados exhaustivamente respecto a su participación en el caso de la muerte” de Héctor Cuén, indicó la Fiscalía General de la República en su comunicado del domingo.

La noticia parece complicar todavía más la postura de Rocha Moya, quien pertenece al partido de la presidenta Claudia Sheinbaum, Morena. Hasta el momento Sheinbaum ha expresado un firme apoyo al gobernador, pero Rocha no ha hecho mucho por tranquilizar la ola de violencia que estalló entre las facciones de los dos capos del cártel de Sinaloa tras la captura de Zambada.

En su lugar, Rocha ha tratado de restarle importancia a los tiroteos, asesinatos, secuestros y bloqueos de los cárteles en distintos puntos de Culiacán. El jueves, horas después que un grupo de hombres armados realizó varios disparos contra las instalaciones de un periódico local, Rocha Moya señaló que la situación estaba bajo control.

Rocha —allegado al expresidente Andrés Manuel López Obrador, que dejó el cargo el 30 de septiembre —ha estado implicado en los eventos del 25 de julio desde el principio, aunque el gobernador lo rechaza.

Zambada ha dicho que Joaquín Guzmán López — uno de los líderes de la facción rival del cártel y en quien, sin embargo, confiaba— lo invitó a una reunión para ayudar a tranquilizar la disputa política entre Rocha y Cuén.

Zambada era reconocido por su capacidad para eludir la captura durante décadas gracias a un aparato de seguridad sumamente estrecho, leal y sofisticado. Pero el capo señaló que el 25 de julio dejó de lado a buena parte de su equipo de seguridad e ingresó al lugar únicamente con dos guardaespaldas porque esperaba que Cuén y Rocha estuvieran presentes. Se desconoce el paradero de los dos escoltas.

El hecho de que Zambada dejara de lado voluntariamente a su equipo de seguridad para reunirse con los políticos deja entrever que consideraba que esa reunión era creíble. Lo mismo sucede con la idea de que Zambada, líder de la vieja guardia del cártel, pudiera intervenir como árbitro en las disputas políticas de la entidad.

Recha ha dicho que no tenía conocimiento ni asistió a la reunión en la reunión en que Zambada fue secuestrado, asegurando que le había pedido prestado el avión privado a un empresario y había volado a California ese día. Si bien existe un registro de vuelo de la aeronave, Rocha nunca ha presentado los documentos migratorios que habría llenado para ingresar a Estados Unidos, lo que ha desatado dudas de que estuviera a bordo del avión.

La idea de que Zambada fue traicionado fue el detonante de los intensos enfrentamientos entre sus simpatizantes, conocidos como los “Mayitos” y el grupo de Guzmán López —hijo del encarcelado capo Joaquín “El Chapo” Guzmán— conocidos como los “Chapitos”.


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