QUITO – El principal foco de un incendio que puso en emergencia al noreste de la capital de Ecuador seguía activo el miércoles y afectaba la calidad del aire en la ciudad, por lo que las autoridades locales recomendaron a la población mantenerse en casa en tanto se luchaba por mantenerlo controlado.
El cuerpo de bomberos de Quito aún tenía desplegados efectivos para neutralizar puntos calientes y zonas donde las llamas podrían tomar fuerza después del mediodía del miércoles, debido al tiempo despejado, altas temperaturas y al viento.
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El fuego se inició el martes a mitad de día y se extendió rápidamente hacia barrios residenciales cercanos, en una zona de laderas con grandes árboles, y motivó la evacuación preventiva de decenas de familias ante la amenaza de que las llamas pudieran alcanzar a viviendas.
Una transmisión en vivo de la policía mostró que se reactivó el incendio a media mañana en las laderas de Guápulo, con llamas de hasta 10 metros, que obligaron a salir apuradamente a los efectivos policiales, de bomberos y voluntarios en la zona. Grandes columnas de humo salían del sector.
Poco antes, el jefe del cuerpo de Bomberos de Quito, Esteban Cárdenas, había advertido que “hay una línea de fuego activa con línea de propagación en el cerro Auqui” y en el parque Metropolitano “tenemos puntos calientes con un riesgo muy alto de ignición”.
Cientos de efectivos, camiones de bomberos, vehículos cisternas y tres helicópteros luchaban para controlar la situación.
El alcalde de Quito, Pábel Muñoz, convocó a la ciudadanía a mantenerse en casa porque “la calidad del aire de Quito no es la óptima en este momento, no se exponga”. El norte de la capital amaneció con olor a quemado y con partículas y ceniza suspendidas en el aire.
El ministerio de Educación anunció en un comunicado que, debido a la contaminación del aire, suspendía las clases presenciales también el jueves y viernes, para “precautelar el bienestar de la comunidad educativa”. Inicialmente estaban suspendidas el miércoles, cuando los empleados públicos también trabajaron de forma virtual.
El principal flagelo subió desde las laderas de la población de Guápulo, al noreste de la capital, y que se extendieron hasta poner bajo amenaza a los barrios Bolaño, en plena ladera; Bellavista —ubicado en la cima de una ladera— y a la González Suárez, un exclusivo sector en el que grandes edificios bordean el largo de una quebrada. Decenas de vecinos, junto a la policía y militares, buscaron ayudar a los bomberos.
La secretaria de seguridad del Distrito Metropolitano de Quito, Carolina Andrade, en declaraciones a The Associated Press dijo que Quito “está bajo ataque” y precisó que además de los cuatro grandes incendios del lunes, “tuvimos 27 quemas” durante la jornada, que dejó 107 familias evacuadas, cuatro personas heridas y siete casas quemadas.
En los últimos tres meses ha habido unos 300 incendios forestales, con una afectación de más de 1.800 hectáreas, destacó.
El alcalde capitalino manifestó que el gobierno nacional y el municipio han coincidido en “catalogar estos incendios como criminales y terroristas; son iniciados (por personas)”.
Hace 15 días, tres incendios de grandes proporciones se registraron en diferentes puntos de la capital, por los cuales al menos cuatro personas están siendo investigadas y dos procesadas judicialmente.
La empresa eléctrica decidió que la capital no tendrá cortes de energía eléctrica el miércoles hasta las 18:00 de la tarde, que estaban anunciados anticipadamente hasta por 11 horas—. Todo el país está con racionamientos de energía debido a la crisis de generación eléctrica que las autoridades atribuyen a una aguda sequía.
Ante la emergencia, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa Azín, que acudió a Nueva York para la Asamblea General de Naciones Unidas, informó el martes por la noche que suspendía su agenda y regresaría de inmediato al país. “Si se encuentra que esto ha sido causado intencionalmente, los implicados serán procesados por terrorismo”, afirmó en su cuenta de X.
En las últimas semanas, Ecuador atraviesa una aguda sequía que ha sido identificada por el gobierno como la peor en más de seis décadas y ha generado adicionalmente las condiciones para la propagación de grandes incendios forestales. Cerca de 37.000 hectáreas han sido consumidas por las llamas en las últimas semanas, 16.000 de ellas en la provincia de Loja, fronteriza con Perú.