La NFL suspendió el lunes al quarterback de los Browns de Cleveland Deshaun Watson por seis partidos por violar las políticas de conducta personal de la liga tras las denuncias de abuso sexual presentadas en su contra por 24 mujeres, en lo que una jueza disciplinaria describió como una conducta “más atroz de lo que la NFL había revisado previamente”.
Watson, quien disputó cuatro temporadas con Houston antes de ser traspasado a Cleveland en marzo, zanjó recientemente 23 de las 24 demandas presentadas por masajistas que alegaron acoso sexual y agresión durante citas en 2020 y 2021.
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La NFL tiene tres días para apelar la decisión de la jueza retirada Sue L. Robinson, a cargo de emitir las penalizaciones.
“Aunque que esta es la sanción más significativa impuesta a un jugador de la NFL por denuncias de conducta sexual no violenta, el patrón de conducta del señor Watson fue más atroz de lo que la NFL había revisado previamente”, escribió Robinson en la conclusión de su informe de 16 páginas.
Aunque las multas y suspensiones son el único tipo de penalización contemplado en el contrato colectivo, Robinson ordenó que como condición para reincorporarse que Watson “limite su terapia de masajes a sesiones organizadas por el club y con masajistas del club durante el resto de su carrera”.
La Asociación de Jugadores de la NFL ya había indicado que aceptaría el fallo.
Si alguna de las partes apela, el comisionado de la NFL Roger Goodell o alquien que él designe se encargará de tomar la decisión, de acuerdo a lo negociado en el contrato colectivo. El gremio de jugadores (NFLPA) podría recurrir a un tribunal federal.
La liga reclamó una suspensión indefinida de por lo menos un año y una multa mínima de 5 millones de dólares para Watson, de 26 años, durante una audiencia de tres días antes Robinson en junio.
Watson podrá seguir entrenándose y jugar en los partidos de exhibición antes que empiece a purgar su suspensión en la primera semana de la temporada regular. Se reintegraría a las prácticas en la Semana 4 y podría debutar el 23 de octubre cuando los Browns visiten a Baltimore.
Watson, quien firmó un contrato garantizado de 230 millones de dólares y cinco años, apenas perderá 345.000 si la suspensión es ratificada, ya que su salario base de esta campaña supera por poco el millón de dólares. El monto de 45 millones como bonificación por firmar no se verá afectado por la suspensión.
Tras enterarse que el fallo era inminente, la NFLPA difundió un comunicado conjunto con Watson la noche del domingo en el que adelantaron que no apelarán el fallo de Robinson e instó a la liga a hacer lo mismo.
“Cada jugador, dueño, socio o inverso merece saber que nuestro proceso es legítimo y que no será afectado por el capricho de la liga”, dijo la NFLPA en un comunicado.
Mientras esperaba el fallo, Watson ha estado entrenándose con los Browns. Participó en mayor parte de las jugadas con la ofensiva del primer equipo, función que cedería al suplente Jacoby Brissett mientras está inhabilitado.
Aunque la NFL pidió un castigo severo, el gremio argumentó que Watson no debía ser sancionado, ya que no se le ha encontrado culpable por ningún delito.
Dos jurados de investigación en Texas declinaron imputar a Watson tras las denuncias radicadas por 10 de las mujeres.
Este fue el primer caso que maneja Robinson, una exjueza de distrito que fue nombrada por la NFL y el gremio para encargarse de dilucidar las penalizaciones, algo que previamente decidía Goodell.
Tres veces designado al Pro Bowl con los Texans, Watson comprometió su carrera ante las denuncias de que actuó inapropiadamente con las mujeres durante sesiones de mensajes que hizo en las redes sociales. Se perdió al temporada de 2021 tras exigir un canje previo a que trascendieran las denuncias.
En sus demandas, las mujeres acusaron a Watson de mostrar sus partes íntimas, tocarlas con su pene o besarlas en contra de su voluntad. Una de las mujeres denunció que Watson la había obligado a practicarle sexo oral.
Watson niega haber cometido delito alguno e insiste que toda actividad sexual con tres de las mujeres fue consentida. Insistió públicamente que su objetivo fue limpiar su nombre antes de pactar acuerdos financieros confidenciales con 20 de las mujeres el 21 de junio.