MEXICO CITY – La Iglesia Católica de México pidió el jueves al gobierno federal y el resto de autoridades revisar las estrategias de seguridad que "están fracasando” en el país y convocar a un diálogo nacional para emprender acciones “inteligentes e integrales” para conseguir la paz.
En un comunicado emitido tres días después del asesinato de dos jesuitas y un laico en el noreste de México —un crimen que sacudió a gran parte de la sociedad mexicana— los obispos insistieron en la necesidad de escuchar a los miles de ciudadanos, víctimas y académicos que están pidiendo un cambio, entre los que se incluyen miembros del propio partido oficialista.
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"¡Ya Basta! no podemos ser indiferentes y ajenos a lo que nos está afectando a todos”, agrega la nota alentando a toda la sociedad a participar en la contrucción de paz. “Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora... Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como nación".
Andrés Manuel López Obrador llegó al poder en 2018 con la promesa de reducir la violencia pero sin luchar frontalmente contra los cárteles, que fue la estrategia de sus predecesores, y atajando las causas que la provocan. Su lema:“Abrazos, no balazos”.
Pero en estos tres años y medio de administración no ha podido contenerla y muchas imágenes de los peores tiempos de la guerra contra el narcotráfico han regresado.
Y aunque los homicidios dejaron de crecer al ritmo vertiginoso de los años previos, van casi 124.000 asesinatos en esta presidencia, más de los registrados en todo el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012).
Sin embargo, al ser preguntado el miércoles, antes del comunicado de los obispos, si no había llegado la hora de cambiar la estrategia de los “abrazos, no balazos”, contestó tajante: “No, al contrario, este es el camino, todo esto es el fruto podrido de una política de corrupción, de impunidad que se implementó desde los tiempos de Felipe Calderón".
En su comunicado, de tono muy contundente aunque no el primero en este sentido, la Iglesia afirma que “el crimen se ha extendido por todas partes, trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente” y adueñándose de calles, carreteras y pueblos enteros.
“¡Cuántos asesinatos en México!”, lamentó el miércoles el papa Francisco al condenar en un tuit el crimen de sus compañeros de orden. “La violencia no resuelve los problemas, sino que sólo aumenta los sufrimientos innecesarios”.
Los obispos recordaron al día siguiente esa primera frase del pontífice mientras López Obrador utilizó la segunda. “Me pareció equilibrado el mensaje del papa", dijo. "Esta gente, estos conservadores no hubiesen querido eso, que el papa dijera (que) la violencia lo que produce es más sufrimiento”.
“No se puede arrancar de raíz, de la noche a la mañana, de un día para otro, un problema que lleva años”, insistió el mandatario.
Sin embargo, las críticas a la política de seguridad mexicana ha llegado de todas partes, incluidas las Naciones Unidas y aquellos sectores que sí comparten la idea de que se tienen que abordar las causas de la violencia, es decir, solucionar los problemas sociales que la alimentan.
Ricardo Monreal, líder del partido oficialista en el Senado, también se unió está semana al llamamiento de revisar el plan de seguridad mexicano y pidió abordarlo “sin tabús, sin ideologías, sin intereses partidistas y sin actitudes egoístas”.