KABUL – Los afganos se apresuraron a la pista del aeropuerto de la capital el lunes mientras miles intentan huir del país después de que los talibanes tomaron el poder con una velocidad asombrosa. Algunos se aferraron al costado de un avión militar estadounidense mientras despegaba, en un video ampliamente difundido en redes sociales que capturó la sensación de desesperación mientras la guerra de 20 años de Estados Unidos llegaba a un final caótico.
El Talibán tomo Kabul el domingo después que el presidente Ashraf Ghani huyó del país, marcando el fin de una costosa campaña de dos décadas en que Estados Unidos y sus aliados trataron de transformar Afganistán. Las fuerzas de seguridad afganas, entrenadas por Occidente, se desplomaron en cuestión de días ante la posibilidad de una ofensiva insurgente, incluso antes de la retirada de los últimos soldados estadounidenses.
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Una fuente militar estadounidense informó que el jefe del Comando Central se reunió en persona con cabecillas talibanes para pedirles que no interfieran con la evacuación del aeropuerto de Kabul.
El encuentro tuvo lugar en Doha, Qatar, el domingo, indicó el funcionario, que pidió permanecer anónimo. Añadió que el comandante norteamericano, general Frank McKenzie logró un acuerdo con el Talibán para que la milicia no impida la evacuación. McKenzie, indicó el informante, advirtió que Estados Unidos está dispuesto a usar la fuerza para garantizar una evacuación segura.
En la capital había una tensa calma y la mayoría de las personas estaban escondidas en sus hogares mientras los talibanes desplegaban combatientes en las principales intersecciones. Hubo informes dispersos de saqueos y hombres armados que golpeaban puertas. Las calles estaban inquietantemente silenciosas para una ciudad de 5 millones de personas que generalmente está abarrotada de tráfico. Se podía ver a combatientes registrando vehículos en una de las plazas principales de la ciudad.
Muchos temen el caos, después de que los talibanes liberaron a miles de prisioneros y la policía simplemente se desvaneció, o el regreso al tipo de gobierno brutal que impusieron los talibanes cuando estuvieron en el poder por última vez. Los residentes corrieron hacia el aeropuerto internacional de Kabul, donde el “lado civil” fue cerrado hasta nuevo aviso, según la Autoridad de Aviación Civil de Afganistán. El ejército estadounidense y otras fuerzas occidentales seguían organizando evacuaciones.
Videos que circulan en redes sociales muestran a cientos de personas corriendo por la pista mientras las tropas estadounidenses disparaban tiros de advertencia al aire. En un video se veía a una multitud empujando y subiendo una escalera, tratando de abordar un avión, con algunas personas colgando de las barandillas.
En otro video, se podía ver a cientos de personas corriendo junto a un avión militar de Estados Unidos mientras avanza por una pista. Algunos se aferraron al costado del avión justo antes del despegue. Eso generó dudas sobre cuánto tiempo más podrían despegar y aterrizar los aviones de forma segura. El Pentágono se negó a comentar sobre el caos en el aeropuerto.
La embajada estadounidense fue evacuada y la bandera arriada, con los diplomáticos trasladándose al aeropuerto para ayudar con la evacuación. Otros países occidentales también cerraron sus misiones y estaban sacando del país a personal y civiles.
En Madrid, el ministro del Interior español dijo el lunes que el personal de su embajada, los empleados afganos y policías españoles seguían en el aeropuerto en Kabul esperando repatriación. Dos aviones en ruta a Dubái habían despegado de la base militar de Zaragoza, dijo el ministro Fernando Grande-Marlaska en declaraciones a la radioemisora Cadena SER.
“La embajada ha trasladado a todo el personal y a los miembros de protección, de la Policía Nacional, al aeropuerto. Se encuentran desde ayer allí pendientes de la repatriación. Hoy salían dos aviones para proceder a su repatriación y de otros ciudadanos que han colaborado con nosotros. Es de interés importante darles la seguridad necesaria. Será lo antes posible, el objetivo es que retornen tanto nuestros ciudadanos como los afganos que han colaborado lo antes posible”, dijo.
El espacio aéreo afgano es usado a menudo para vuelos de larga distancia entre el lejano oriente y Occidente. El lunes por la mañana, los datos de monitoreo no mostraron vuelos comerciales sobre el país.
Conforme caía la noche, los talibanes se desplegaron en todo Kabul, tomando el control de los puestos de la policía abandonados y comprometiéndose a mantener el estado de derecho durante la transición. Los habitantes informaron de saqueos en partes de la ciudad, incluyendo en el exclusivo distrito diplomático. En mensajes difundidos en las redes sociales se recomendaba a la gente permanecer en sus casas y atrancar sus puertas.
En una espectacular ofensiva, el Talibán capturó casi todo Afganistán en algo más de una semana, pese a los cientos de miles de millones de dólares gastados por Estados Unidos y la OTAN durante casi 20 años para reforzar a las fuerzas de seguridad afganas. Apenas días antes, una evaluación militar estadounidense estimó que la capital no sería objeto de los insurgentes durante un mes.
La caída de Kabul marca el último capítulo de la guerra más larga de Estados Unidos, la cual comenzó después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. Washington encabezó una invasión con la que el Talibán fue sacado del poder y obligado a replegarse, pero los estadounidenses se distrajeron del conflicto debido al caos de la guerra de Irak.
Durante años, Estados Unidos buscó salir de Afganistán. El presidente Donald Trump firmó un trato con el Talibán en febrero de 2020 que limitaba las acciones militares directas contra los insurgentes. Eso permitió a los combatientes fortalecerse y maniobrar rápidamente para asumir el control de zonas cruciales cuando el presidente Joe Biden anunció sus planes de retirar a todas las fuerzas estadounidenses a finales de este mes.
Después de que los insurgentes ingresaron a Kabul, los negociadores del Talibán debatían una transferencia del poder, dijo un funcionario afgano. Éste, que solicitó el anonimato para poder hacer declaraciones sobre las negociaciones a puerta cerrada, dijo que eran “tensas”.
Se desconocía de momento la fecha en que tendría lugar la transferencia del poder y quién estaba negociado por los talibanes. Los negociadores por el gobierno incluían al expresidente Hamid Karzai; el dirigente del grupo político y paramilitar Hizb-e-Islami, Gulbudin Hekmatyar, y Abdulá, abierto crítico de Ghani.
Karzai apareció en un video publicado en internet, acompañado por sus tres hijas jóvenes, diciendo que permaneció en Kabul.
“Estamos tratando de solucionar pacíficamente el problema de Afganistán con el liderazgo Talibán”, declaró.
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Akhgar y Faiez informaron desde Estambul y Gambrell desde Dubái. Kathy Gannon en Guelph, Canadá; Joseph Krauss, en Jerusalén; Matthew Lee en Washington; James LaPorta en Boca Raton, Florida; Aya Batrawy en Dubai, y Frank Jordans en Berlín contribuyeron a este despacho.