MIAMI, Fla. – Vito LaNave contó que su amigo en Cuba entró en pánico tras las protestas del domingo. El residente del sur de la Florida mencionó el lunes por la tarde que su amigo en La Habana le envió mensajes de texto pidiéndole que dijera a sus amigos en Miami que los policías cubanos estaban arrestando, golpeando y matando a civiles.
LaNave, un neoyorquino de 81 años de ascendencia italiana, dice haber hecho muchos amigos cubanos mientras era miembro de una organización en Hialeah. Aprendió a utilizar una aplicación encriptada para mantenerse en contacto con aquellos que regresaron a La Habana para estar con su familia.
“Mi vida y la de mi familia podrían estar en riesgo [...] Las cosas se están yendo de las manos aquí”, escribió su amigo en un mensaje, añadiendo después: “Tengo un vídeo del gobierno matando a civiles... Por favor, nos están matando”.
LaNave compartió dos vídeos que, asegura, evidencian la brutalidad policial. Mencionó que testigos que no participaron en las protestas tienen miedo de hacerlo público. LaNave les habría recomendado a sus amigos que se quedaran en casa y evitaran hablar en inglés porque podrían ser acusados erróneamente de trabajar para el gobierno de Estados Unidos.
“Está muy mal. Nunca tuvo tanto pánico... Asegura haber sido testigo de cómo disparaban a un par de personas”, contó LaNave. “Dijo que un policía le disparó a alguien en la cabeza”.
LaNave afirma que hay más vídeos de testigos, pero desde que el gobierno cubano interrumpió las conexiones de Internet ha sido imposible “sacar los vídeos de contrabando”. Andy Gómez, profesor jubilado de estudios cubanos en la Universidad de Miami, opona que la represión no es sorprendente.
“No quieren que las imágenes que vimos ayer se muestren en todo el mundo”, explica Gómez, ex decano de estudios internacionales de la UM.
LaNave agregó que su amigo en La Habana también le compartió que está bastante seguro de que hay ciudadanos extranjeros trabajando con la policía cubana y que hay testigos que informaron que algunos de los oficiales que estaban vestidos de civiles tienen acentos “fuertes”.
“¡Rusos! ¡Él vio cómo se veían! Dijo que sonaban como si fueran rusos”, señala LaNave.
Orlando Gutiérrez-Boronat, del Directorio Democrático Cubano, una organización con sede en Miami que aboga por la democracia en Cuba, Nicaragua y Venezuela, teme que los agentes rusos y chinos ayuden a los policías cubanos a aplicar una represión violenta.
“Pedimos que la comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, intervenga para proteger al pueblo cubano de un baño de sangre”, indicó Gutiérrez-Boronat durante una conferencia de prensa el lunes en el condado de Miami-Dade.
Gómez y Michael Bustamante, profesor asistente de historia latinoamericana en la Universidad Internacional de Florida, coincidió con Gutiérrez-Boronat, quien obtuvo un doctorado en la UM sobre la filosofía de estudios internacionales.
“Parece difícil, o poco probable a primera vista, que las cosas continúen al ritmo que lo hicieron ayer, dado que las fuerzas de seguridad del gobierno están claramente en la calle”, contó Bustamante.
LaNave cuenta que la violencia y el miedo que experimentan sus amigos necesitan una respuesta de los estadounidenses que se preocupan por los derechos humanos. Señaló que Cuba tiene un lugar especial en su corazón.
“La Habana era el paraíso de Norteamérica a finales de los años 50”, indicó LaNave.
Antes de que el comunismo se impusiera, LaNave afirma que él y sus amigos solían tomar un autobús de Nueva York a Florida, desde donde viajaban a Cayo Hueso, donde se subían a un ferry para disfrutar de la vida nocturna en La Habana.
“Desde Cayo Hueso, había dos o tres ferrys. Subías con tu coche al ferry y cuando llegabas a Cuba lo bajabas”, dijo LaNave. “Todo el mundo iba al Tropicana. Estaba lleno de americanos y europeos. Era como Las Vegas”.
LaNave volvió a viajar a Cuba cuando se permitió el regreso de los estadounidenses a la isla. Sus amigos le habían advertido que el brillo se había desvanecido y la pátina se había convertido en ruina. Aun así, se sorprendió al ver lo vacías que estaban las tiendas.
“Vi la desesperación en los rostros de la gente”, dijo LaNave, quién ejerce como entrenador de vida.
LaNave asegura haber conocido a los familiares de sus amigos cubanos, entre ellos a un cirujano mal pagado que iba al trabajo en bicicleta y a un médico que hacía autostop para ir a trabajar. Ha pensado en ellos durante la pandemia de coronavirus.
“Era una pena la cantidad de sufrimiento y dolor que padecía esta gente porque ni siquiera te miraban a los ojos”, y añadió que era alarmante pensar que la situación había empeorado.
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