SURFSIDE, Fla. – Tiene 88 años y ha vivido en Champlain Towers durante 40 años. Ahora, Esther Gorfinkel vive con su hijo, su nuera, y agradece a los vecinos que la ayudaron a salir del edificio cuando se derrumbó el jueves de madrugada.
“¿Quién iba a pensar que algo así iba a ocurrir a la 1:30 de la madrugada? ¿En su vida? ¿En mi vejez que vería algo tan horrible como esto?” señaló Gorfinkel.
Ella estaba en la cama de su apartamento en el quinto piso cuando todo su apartamento comenzó a temblar. Sólo llevaba puesto un camisón cuando se levantó para ver lo que estaba pasando.
“Me puse una bata de casa”, comentó Gorfinkel.
Sola e insegura de lo sucedido y con sólo unas zapatillas en los pies, se dirigió al hueco de la escalera, lentamente y en estado de shock, recordó.
Cuando llegó al garaje, la ayuda apareció detrás de ella. Un grupo de vecinos de la undécima planta estaban allí y la llevaron a un lugar seguro.
“Me empujaron y nos metimos en el agua. Y luego me empujan, me empujan y me empujan. Había muchos escombros y vimos un agujero afuera. Me empujan. Me levantan”, narró Gorfinkel.
Un hombre la cargó en su espalda.
“Vi el cielo. Supe que estaría a salvo”, comentó Gorfinkel.
Local 10 News entrevistó a Albert Agüero la semana pasada. Fue uno de los hombres que sacó a la anciana.
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“Ella estaba obviamente conmocionada. Decía: ‘He vivido una buena vida. Soy buena’. Yo le dije: ‘No, no, vas a llegar a tu 89 cumpleaños, te lo prometo’. Y la sacamos”, relató Agüero.
Le preguntamos a Gorfinkel si recordaba que le habían dicho que no se preocupara y que llegaría a su 89 cumpleaños.
“Sí, porque se lo dije, acabo de cumplir 88 años este mes y me dijo: ‘No te preocupes, vas a llegar a los 89’”, comentó.
Nos dijo que recordaba todo sobre el encuentro.
Su hijo, Marcos Garfinkel, tiene un mensaje para quienes ayudaron a su madre.
“Gracias, gracias, gracias. Son unos héroes. Ángeles. Salvaron la vida de mi madre”, agradeció.
A sus 88 años, Esther Gorfinkel tiene que volver a empezar su vida. No tiene ropa, ni identificación, ni medicamentos. No tiene registros bancarios.
Y los recuerdos más preciados han desaparecido.
“Las fotos de mi boda... Las fotos de la boda de mi madre ... Las fotos de la boda de mis hijos. Fotos en un álbum de mi marido después de la guerra. ¿Sabes cuántos álbumes de fotos tengo? Todo está ahí. Mis pobres pájaros están muertos. Dejo dos pájaros allí”, nos dijo Gorfinkel.
Reflexiona sobre los amigos y vecinos que ha perdido.
“Tengo el corazón roto. Déjenme decirles. Tengo una amiga en el tercer piso con su marido. Ya no los veo”.
Otra pareja que conocía vivía en el cuarto piso. “Ya no están”.
Y una señora mayor que estaba en el séptimo piso.
“Ella (se) ha ido también. Y eso me está matando”, expresó Gorfinkel.
¿Y ahora qué? le preguntamos. “No sé qué va a pasar”.
No se dio cuenta de la magnitud del desastre hasta que vio las noticias en la televisión.
“Déjenme decirles algo. Nos dimos la vuelta. Estaba oscuro. La playa no tiene luz. Vimos los escombros, pero no sabíamos a qué altura estaban”.
El hombre que la ayudó, Albert Agüero, está ahora con su familia en Nueva Jersey. Gorfinkel habló brevemente con él por teléfono el lunes por la mañana y le dio las gracias.
Se espera que cuando Agüero regrese, se reúnan cara a cara y le den las gracias.