CIUDAD DE MÉXICO. – Los lobos mexicanos son los más pequeños de todos los lobos de América, y también los más amenazados. A pesar de su mala fama como animales feroces, son una especie muy vulnerable y al borde de la extinción, pero el nacimiento de cinco lobeznos da una esperanza a esta especie.
Desde la colonización del norte de México los lobos fueron perseguidos por los rancheros, acusados de atacar y comerse a su ganado, pero fue entre 1915 y 1972 que las agencias de Estados Unidos, en colaboración con las autoridades mexicanas, los envenenaron y cazaron a casi todos, a excepción de cinco que fueron mantenidos en cautiverio.
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Fue hasta 1998 que en Estados Unidos notaron las graves consecuencias ecológicas de acabar con los lobos y comenzaron labores para su reintroducción a la vida silvestre, mientras que en México los esfuerzos iniciaron en 2011.
En el pasado esta subespecie de lobos era abundante desde Texas y Arizona hasta el centro de México, donde distintas culturas lo consideraban un animal sagrado y asociado a los guerreros.
Ahora, en Estados Unidos habitan cerca de 160 lobos en las zonas de Arizona y Nuevo México de forma silvestre. Sin embargo, se sabe que la mayor parte de estos ejemplares pertenecen a México y entran a este territorio, por lo que se han realizado 15 liberaciones y se cree que hay 35 lobos habitando las montañas y bosques mexicanos, bajo la constante amenaza de cazadores y rancheros. En total, se cree que existen cerca de 250 lobos mexicanos vivos, la mayoría en parques y zoológicos.
Uno de estos zoológicos es el de Chapultepec, en la Ciudad de México, donde acaban de nacer al menos cinco crías de lobo mexicano, las cuales permanecen en la madriguera con su madre, lejos del contacto humano. Esta es la octava camada de lobos mexicanos que nace en este zoológico.
Los padres de esta nueva camada de lobos mexicanos son “Seje”, una hembra de 9 años de edad, y “Rhi”, un macho de 7 años de edad. Las cámaras monitorean sus actividades con fines de investigación, y en las próximas semanas serán atendidos por médicos veterinarios para conocer su estado de salud y aplicarles sus primeras vacunas y desparasitantes.