WASHINGTON – La Cámara de Representantes aprobó por estrecho margen el jueves un presupuesto de 1.900 millones de dólares para mejorar la seguridad en el Capitolio con cercas retráctiles y una unidad de respuesta inmediata después de la insurrección del 6 de enero, el ataque interno al Congreso más violento en la historia de Estados Unidos.
La cámara aprobó el proyecto por 213 votos contra 212 después de acordar en la víspera la creación de una comisión independiente investigadora del ataque de los seguidores del entonces presidente Donald Trump, quienes combatieron a la policía e irrumpieron en el edificio en un intento fallido por anular la elección del demócrata Joe Biden.
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La suerte de ambas medidas es incierta, ya que el Senado está dividido por la mitad, la mayoría de los republicanos se oponen a ambas y algunos demócratas liberales se oponen al gasto.
“Uno de los grandes partidos políticos lo ignora, tratamos de resolver un problema y es evidente que no quieren discutirlo”, dijo el representante demócrata Tim Ryan, presidente de una subcomisión de asignaciones que maneja la seguridad del legislativo.
La presidenta de la Comisión de Asignaciones, Rosa DeLauro, recordó cómo quedó atrapada en la galería de la cámara ese día cuando los insurrectos trataron de entrar. Tuvo que llamar a su esposo para decirle que estaba bien cuando la policía le dijo que se arrojara al piso.
“Este proyecto no es político ni un ajuste de cuentas”, dijo DeLauro. “Se trata de garantizar que cada persona que entre el Capitolio esté a salvo y protegida”.
Aunque algunos republicanos apoyaron la medida, la mayoría votó en contra por considerarla demasiado cara y que no se necesitan cercas. Muchos dijeron que se deberían gastar esos fondos en la seguridad de la frontera más que en la del Capitolio.
Algunos demócratas también se opusieron. La legisladora Ilhan Omar dijo que no estaba “convencida de la importancia de ese gasto”.
El paquete, elaborado durante meses, incorpora las recomendaciones de un panel externo de expertos.
Efectivos de la Guardia Nacional protegen el edificio desde hace meses y el acceso del público está estrictamente limitado. Una cerca perimetral impide el acceso a los terrenos que han sido uno de los lugares preferidos por los visitantes.
La nueva cerca sería retráctil, ya que el proyecto prohíbe una permanente, reflejando el deseo de la mayoría de los legisladores de que la zona permanezca abierta al público.
Otras mejoras incluyen ventanas y puertas más seguras, nuevos vestíbulos y cámaras de seguridad y mayor protección para los legisladores tanto en casa como en Washington, ya que se han duplicado las amenazas durante el último año. También hay dinero para proteger a los jueces que juzgan a los insurrectos y han recibido amenazas y para compensar a la Policía del Capitolio y otras agencias federales por lo hecho el 6 de enero.