WASHINGTON – Los republicanos se disponen a elevar a la representante Elise Stefanik al liderato de su bloque en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, una medida que esperan les permitirá dejar atrás su acerba guerra civil en torno a la depuesta Liz Cheney y concentrarse en ganar la mayoría de la cámara baja en las elecciones de 2022.
Stefanik, una moderada convertida en ardiente defensora del expresidente Donald Trump y de sus denuncias infundadas de fraude en la elección de 2020, será previsiblemente la nueva número tres del bloque legislativo.
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Sucedería a Cheney, depuesta esta semana debido a sus críticas públicas a Trump por haber alentado a quienes asaltaron el Capitolio el 6 de enero y por sostener su mentira de que le robaron la reelección mediante fraude.
Con Stefanik, de 36 años, los republicanos intentarán cambiar de tema al consagrar a una de las fieles de Trump —y una de las escasas mujeres que tiene el partido en el Congreso— en lugar de la desafiante Cheney.
Pero los cismas republicanos difícilmente se desvanecerán de la noche a la mañana. Muchos derechistas intransigentes están recelosos por las posiciones centristas de Stefanik y las tensiones siguen altas en torno al control férreo del partido por parte de Trump y la rencorosa caída de Cheney.
“Estamos unidos para asegurarnos de ganar la mayoría y enfocarnos en los daños que provoca la agenda Biden-Pelosi en todo Estados Unidos”, dijo Stefanik en alusión al presidente demócrata Joe Biden y la presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi. Dijo que Trump es “el líder más importante de nuestro partido para los votantes” y añadió que ella está en una posición fuerte para ganar.
Stefanik se adelantó a buscar votos como sucesora de Cheney, un factor decisivo en las contiendas por el liderato. Tiene el respaldo crucial de Trump y del líder del bloque, Kevin McCarthy, así como de dos derechistas influyentes: el número dos del bloque Steve Scalise y Jim Jordan.
Uno de los miembros más conservadores del bloque, Chip Roy, dijo a la prensa que contenderá con Stefanik por el puesto. Aunque su elección es más que difícil, sí es una señal a la conducción de que los derechistas intransigentes esperan tener una voz fuerte en lo sucesivo.