SAN SALVADOR – El Salvador envió el jueves a Honduras camiones refrigerados con 34.000 vacunas contra COVID-19 de la farmacéutica AstraZeneca luego de que el presidente Nayib Bukele decidiera atender el pedido de ayuda que siete alcaldes hondureños hicieron en redes sociales.
Un convoy de siete camiones partió del Centro Nacional de Biológicos (CENABI). El Salvador llevará las vacunas hasta las municipalidades hondureñas que se encargarán de su almacenamiento y aplicación.
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“Esperamos que en las próximas horas los hermanos centroamericanos puedan estar aplicando este modelo de inmunización que hemos compartido”, dijo el ministro de salud de El Salvador, Francisco Alabí, al supervisar él envió de las vacunas.
El Salvador todavía intenta conseguir suficientes vacunas para su población, pero Honduras está comparativamente peor. Algunos aplaudieron la decisión del mandatario, mientras otros lo cuestionaron ya que aún no se ha inmunizado a todos los salvadoreños.
Esta no es la primera vez que Bukele, que gobierna uno de los país más pobres y superpoblados del continente, ofrece ayuda a otras naciones centroamericanas.
Recientemente Costa Rica solicitó un lote de medicamentos “en calidad de préstamo” al Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y El Salvador se adelantó y donó 10.000 dosis de fentanilo, una droga utilizada como analgésico y anestésico para pacientes con COVID-19, específicamente para aquellos que requieren cuidados intensivos.
“La ayuda no se presta, se entrega sin condiciones. Ellos hubieran hecho lo mismo por nosotros”, respondió Bukele en su cuenta oficial de Twitter.
El noviembre de 2020, El Salvador envió 200 rescatistas, maquinaria y alimentos por dos millones de dólares para ayudar a los afectados por las intensas lluvias en Guatemala y Honduras.
Los alcaldes hondureños habían publicado un video en el que clamaban ayuda. “Se nos está muriendo nuestra población de COVID, nuestro gobierno no responde, por eso acudimos a usted”, dijo el alcalde del municipio de San José Colinas, Amable de Jesús Hernández.
“Es un acto hasta cierto punto humanitario”, dijo a The Associated Press el médico Mario Gamero, quien preside la Asociación de Infectología de El Salvador.
“En el plano médico somos más humanos que políticos y entonces lo vemos desde un punto de vista más humano”, agregó, aunque señaló que no se puede “desatender a nuestros pacientes que ameritan urgentemente la vacuna”.
Por su parte Eduardo Escobar, de la organización no gubernamental Acción Ciudadana, dijo a AP que no sabe qué hay detrás de esta entrega de vacunas: “Si es para mostrarse al pueblo salvadoreño como un gobernante dadivoso preocupado por la región o si es para generar influencia en estos países”.
“Creo que debe ser un privilegio especial para nuestros hermanos y nuestras hermanas salvadoreños. No puede ser que estén muriendo personas y que El Salvador esté donando lo que su gente necesita”, se quejó la diputada Dina Argueta, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Bukele aseguró que la donación no afectará el ritmo de vacunación en El Salvador, “que está al máximo de nuestra capacidad humana. Los cargamentos programados de vacunas que recibiremos nos dejan un margen suficientemente amplio para donar algunas”.
El Ministerio de Salud informó que cuenta con más de 1,9 millones de dosis y que en los próximos días se espera el arribo de nuevos lotes. Recientemente El Salvador suscribió un acuerdo con la farmacéutica Pfizer para el suministro de 4,4 millones de vacunas.
El Salvador ha aplicado la primera dosis a 981.400 personas, entre ellas, médicos y personal sanitario, soldados, policías, maestros y personal administrativo de escuelas y universidades públicas y privadas. Más de 233.241 personas ya recibieron la segunda dosis de la vacuna.
Hasta ahora el país centroamericano ha registrado 70.915 contagios y 2.173 decesos por COVID-19.