HAVANA – El nuevo mandatario estadounidense, Joe Biden, prometió volver a la política del expresidente Barack Obama hacia Cuba, pero hasta ahora no ha hecho nada concreto por volver al deshielo histórico entre ambas naciones. El líder cubano Raúl Castro aseguró que la única manera de lograr un acercamiento binacional real es la eliminación completa del embargo y sus leyes.
Castro rindió el que será el último informe suyo al Partido Comunista de Cuba y cuyo VIII Congreso se desarrolla todo el fin de semana, con la presencia de 300 delegados de la poderosa organización política, la única con estatus legal en la isla.
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“La agresiva conducta desatada por la anterior administración norteamericana reafirma con claras evidencias que cualquier perspectiva de verdadera evolución positiva en la relación entre ambos países, para que sea sostenible, tendría que estar asociada a la eliminación del bloqueo económico y al andamiaje legislativo que lo sustenta”, dijo Castro.
El discurso de Castro, de dos horas, fue dado a conocer de manera completa el viernes por la noche por los medios de comunicación estatales, toda vez que el foro se desarrolla a puertas cerradas.
La víspera se publicaron fragmentos, en los cuales se confirmó la renuncia del expresidente de 89 años como primer secretario del PCC, poniendo fin a una era en la cual siempre hubo una persona de apellido Castro —Fidel o Raúl— en los puestos más importantes de la nación.
En 2014, el exgobernante fue el artífice junto con Obama del más importante acercamiento desde el triunfo de la revolución en la isla en 1959, pero este se basó en una política del poder ejecutivo y no eliminó de raíz el embargo, cuyas leyes deben ser abolidas por el Capitolio.
Hasta 2016, cientos de miles de personas viajaron desde Estados Unidos, floreció el turismo y los servicios —muchos brindados por pequeños emprendedores—, vinieron cruceros, se incrementaron las remesas, se facilitó el intercambio científico y las reunificaciones familiares, entre otras.
El sucesor de Obama, Donald Trump, dio un giro radical en la política hacia Cuba, apoyado por los congresistas más conservadores de Florida, bajo el argumento de que la política previa fortalecía al gobierno comunista. Dictó decenas de medidas para sancionar a Cuba en todos los ámbitos.
“No nos ilusionamos de que se trata de algo fácil y sencillo (levantar el embargo). Por el contrario, se requerirá de la voluntad política sensata y respetuosa de quien gobierne en los Estados Unidos”, expresó Castro. “Las diferencias políticas e ideológicas no son impedimento para una relación respetuosa”.
Las sanciones endurecidas por Trump le costaron a la isla 5.500 millones de dólares anuales entre 2019 y 2020, según cifras oficiales. Castro afirmó, sin embargo, que estas relaciones no pueden estar condicionadas a cambios políticos o concesiones en la soberanía.
El congreso comunista deberá cerrar el lunes con la elección de un nuevo primer y segundo secretario, un Buró Político, un Secretariado y un Comité Central. Se espera que el puesto máximo del que Castro se despidió sea ocupado por el actual mandatario del país, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero que el martes cumplirá 61 años.
En su informe, Castro afirmó que los 300 delegados presentes —una cifra tres veces menor a la de foros anteriores debido a la pandemia— en el congreso quinquenal representan a los 700.000 militantes en todo el país.
Además, dijo que desde el encuentro anterior en 2016 se reportó un crecimiento en la membresía del PCC en 27.000, con lo que se “ha detenido el decrecimiento que se manifestaba desde el año 2006”. El ingreso al partido no es directo, pues los candidatos deben pasar un proceso evaluativo.
Este VIII Congreso además de la atención que genera la salida de Castro deberá centrarse en la difícil crisis económica que vive Cuba, que se expresa en la falta de liquidez macroeconómica y el desabasto para la población en medios de la COVID-19.
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Andrea Rodríguez está en: www.twitter.com/ARodriguezAP