BROOKLYN CENTER, Minnesota – Los fiscales decidirán el miércoles si presentan cargos contra una policía blanca que mató a tiros a un hombre negro en una parada de tránsito cerca de Minneapolis, hecho que desató protestas y disturbios y agravó las tensiones en una zona ya estremecida por el juicio al policía acusado de matar a George Floyd.
La policía Kim Potter y el jefe policial Tim Gannon renunciaron el martes, dos días después de que Potter mató a tiros a Daunte Wright, un joven negro de 20 años, en la localidad Brooklyn Center. Gannon ha dicho que Potter le disparó por error y que lo que quería hacer era darle con la pistola paralizante, o Taser.
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El alcalde de Brooklyn Center, Mike Elliott, declaró en conferencia de prensa que la municipalidad ya estaba en proceso de despedir a Potter, quien llevaba 26 años en la fuerza, cuando ella renunció. Expresó esperanzas de que la renuncia “traiga algo de calma a la comunidad” pero que aun así seguirá bregando para que “se haga cabal justicia”.
“Eso es lo que seguiremos tratando de lograr”, aseveró Elliott. “Tenemos que asegurarnos de que se haga justicia, eso es lo que merece Daunte Wright, eso es lo que merece su familia”.
Pete Orput, fiscal del condado Washington, relató a la emisora WCCO-AM que ya recibió el expediente relevante de los detectives y el miércoles podría tomar una decisión. Si bien el suceso ocurrió en el condado Hennepin, la fiscalía remitió el caso al vecino condado Washington, una práctica común en el área de Minneapolis cuando se trata del uso de fuerza por parte de la policía.
La noche del martes estallaron protestas nuevamente en la zona. Cientos de manifestantes se congregaron frente al cuartel policial Brooklyn Center, que está ahora rodeado de barreras de concreto y una alta cerca metálica, y ante la mirada atenta de policías antimotines y efectivos de la Guardia Nacional.
Unos 90 minutos antes de comenzar el toque de queda de las 10 p.m., la policía anunció por los altavoces que la protesta había sido declarada ilegal y le ordenó dispersarse. Ello detonó nuevos enfrentamientos: los manifestantes lanzaron fuegos artificiales y otros objetos contra la sede policial, y los agentes respondieron con granadas de aturdimiento y de gas irritante antes de marchar en formación para obligar a la multitud a retroceder.
“Se les ordena dispersarse”, anunció la policía por los altavoces, advirtiendo que quien desacate la orden será arrestado. Los agentes dijeron que emitieron el aviso antes del toque de queda porque los alzados estaban tratando de tumbar la cerca y lanzando piedras. La cantidad de manifestantes en los minutos subsiguientes disminuyó marcadamente, y la policía también ordenó a la prensa evacuar los predios.