WASHINGTON – Las autoridades estadounidenses detuvieron a casi 19.000 menores migrantes no acompañados en la frontera con México en marzo, la cifra mensual más alta jamás registrada, informó el gobierno el jueves. Se trata de una gran prueba para el presidente Joe Biden al anular muchas de las medidas intransigentes del gobierno anterior.
El aumento obedece a una combinación compleja de factores en Estados Unidos y Centroamérica. Coincide con la decisión del gobierno de exceptuar a los menores no acompañados de la norma, relacionada con la pandemia, de expulsar gente del país sin darle la oportunidad de pedir asilo. A los niños se los entrega a “sponsors” (patrocinadores), en general sus padres o familiares cercanos, mientras se procesan sus casos en los atosigados tribunales de inmigración.
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Las autoridades hallaron a 18.890 niños no acompañados en marzo, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus iniciales en inglés), muy por encima de los récords anteriores de 11.475 en mayo de 2019 y 10.620 en junio de 2014 reportados por la Patrulla Fronteriza, que empezó a difundir las cifras en 2009.
El enorme aumento de los niños —algunos de los cuales tienen tres años— que viajan solos y de las familias ha sometido a fuertes presiones a los centros de detención de la frontera, que no pueden retener a la gente por más de tres días, pero frecuentemente lo hacen. El gobierno se ha apresurado a buscar espacio y personal para cuidar de los niños hasta entregarlos a sus patrocinadores.
Muchos consideran que un huracán que se abatió sobre Centroamérica en noviembre agravó una situación ya afectada por la pobreza endémica y la violencia que reina desde hace décadas. Los cambios en las medidas desde que asumió Biden, sean realidad o rumor, también han afectado las decisiones de los migrantes.