NEW DELHI – Cuando Ravi Chopra vio el domingo el devastador aluvión de agua y escombros que caía río abajo desde un glaciar del Himalaya, lo primero que pensó fue que ese era exactamente el escenario del que su equipo había advertido al gobierno indio en 2014.
Al menos 31 personas han muerto, 165 están desaparecidas y se teme que hayan muerto muchas más. La riada se estrelló primero contra una pequeña presa, ganando más fuerza al aumentar de peso con los escombros que iba arrastrando por el camino. Después se estrelló contra otra presa más grande que estaba en construcción y ganó aún más energía.
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La Corte Suprema de India encargó a Chopra y otros expertos que estudiaran el impacto del retroceso de los glaciares sobre los diques. Habían advertido que la subida de temperaturas debida al cambio climático estaba derritiendo los glaciares del Himalaya y facilitando avalanchas y deslaves, y que construir presas en ese frágil ecosistema era peligroso.
“Se les advirtió claramente, y sin embargo siguieron adelante”, dijo Chopra, director de la organización sin fines de lucro People's Science Institute.
Los científicos sospecharon en principio que había reventado un lago glacial, pero tras examinar las imágenes por satélite creen que la causa más probable del desastre fueron un alud de tierra y una avalancha. Lo que no está claro es si el deslave provocó un alud de hielo y escombros, o si el desprendimiento de hielo provocó el deslizamiento de tierra, explicó Mohammad Farooq Azam, que estudia los glaciares en el Instituto Indio de Tecnología, en Indore.
Lo que se sabe, sin embargo, es que una masa de rocas, hielo y nieve se abatió por una ladera casi vertical de 2 kilómetros (1,2 millas) el domingo. Y ahora los científicos tratan de determinar si el calor producido por la fricción en esa caída bastaría para derretir el hielo y la nieve y provocar el aluvión de agua, señaló.
Los expertos señalan que el desastre muestra la fragilidad de las montañas del Himalaya, donde el cambio climático está trastocando las vidas de millones de personas. Incluso si el mundo cumpliera sus objetivos más ambiciosos de lucha contra el cambio climático, el aumento de las temperaturas derretiría un tercio de los glaciares del Himalaya para finales de siglo, según un reporte de 2019 elaborado por el Centro Internacional de Desarrollo Integral de Montaña. Los glaciares del Himalaya se están derritiendo el doble de rápido desde 2000 en comparación con los 25 años previos, debido al cambio climático provocado por el ser humano, indico un reporte de 2019 publicado en Science Advances.
Se desconoce si este desastre en particular lo provocó el cambio climático. Pero el cambio climático puede aumentar los deslaves y las avalanchas. Conforme se derriten los glaciares por la subida de temperaturas, valles antes cubiertos de hielo se despejan, dejando espacio a deslizamientos de tierra.
En otros lugares, empinadas laderas de montaña podrían estar parcialmente consolidadas por el hielo congelado en sus resquicios. “Cuando se produce un calentamiento y el hielo se derrite, los fragmentos pueden moverse con más facilidad montaña abajo, lubricados por el agua”, explicó Richard B. Alley, profesor de ciencias de la tierra en la Universidad Estatal de Pensilvania.
Además, el calentamiento reduce el grado de congelación del agua: Antes, su temperatura iría entre los -6 grados Celsius y los -20, mientras que ahora está ronda los -2 grados Celsius (de entre 21,2 grados Fahreneit y -4 Fahrenheit, a unos 28,4 F ahora), indicó Azam. El hielo sigue congelado, pero está más cerca de su punto de deshielo, de modo que hace falta menos calor para provocar una avalancha que hace unas décadas, añadió.
Otra amenaza del cambio en la temperatura es que revienten lagos glaciales, lo que al principio se planteó como una causa del desastre del domingo. No se puede ignorar el riesgo que supone que estos grandes lagos se hagan más susceptibles a brechas, dijo Joerg Michael Schaefer, científico climático de la Universidad de Columbia especializado en hielo y en concreto en los glaciares del Himalaya.
El agua que contienen estos lagos se vierte a los ríos con una energía equivalente a “varias bombas nucleares” y puede proporcionar energía limpia y libre de emisiones de dióxido de carbono en plantas hidroeléctricas, indicó Schaefer. Pero construir las plantas sin mirar colina arriba ni mitigar el riesgo extrayendo agua de los lagos es peligroso, indicó.
“La fuerza bruta de estas cosas es simplemente inconcebible”, especialmente si revientan, señaló. “No vas a controlar eso. Hay que evitarlo”.
El gobierno del estado de Uttarakhand dijo sufrir una “grave escasez de energía” continuada y que se veía obligado a gastar 137 millones de dólares anuales en comprar electricidad, según documentos enviados a la Corte Suprema de India. El estado tiene el segundo mayor potencial del país para producir energía hidroeléctrica, pero los expertos señalan que las energías solar y eólica ofrecían alternativas más seguras y menos arriesgadas en el largo plazo.
Hacía falta desarrollo para mejorar la situación de la empobrecida región, pero los expertos señalaron que hacía falta un cambio de paradigma para que se tuviera en cuenta la fragilidad ecológica de las montañas y los riesgos impredecibles del cambio climático a la hora de ejecutar esa clase de proyectos.
Por ejemplo, durante la construcción en 2009 de la segunda presa golpeada por la riada el domingo, los trabajadores perforaron un acuífero por accidente. Durante un mes se vertió agua suficiente para que bebieran entre dos y tres millones de personas, a una tasa de entre 60 y 70 millones de litros cada día, y los pueblos de la zona sufrieron desabastecimiento de agua, según el reporte de 2014.
Los planes de desarrollo deben “hacerse de acuerdo al medio ambiente” y no en su contra, dijo Anjal Prakash, profesor de la Escuela India de Negocios y que ha contribuido a investigar el impacto del cambio climático en el Himalaya para el Comité Intergobernamental sobre Cambio Climático.
“El cambio climático está aquí y ahora. No es algo que vaya a pasar más tarde”, dijo.
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Victoria Milko en Yakarta, Indonesia, y Seth Borenstein en Kensington, Maryland, contribuyeron a este despacho.
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