LA PAZ – El economista de izquierda Luis Arce asumió el domingo como nuevo presidente de Bolivia con la promesa de servir a “intereses colectivos” y tras criticar duramente la salida del poder de su mentor Evo Morales el año pasado.
Arce tildó de “brutal” y “golpista” al anterior gobierno transitorio de Jeanine Áñez por desconocer —según dijo— “la voluntad del pueblo” en las anuladas elecciones denunciadas como “dolosas” por la Organización de Estados Americanos (OEA). La convulsión política y social generada en las calles durante ese fallido proceso dejó al menos 36 muertos, entre opositores y seguidores de Morales. Áñez estuvo ausente en la toma de posesión.
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Después de prestar juramento en una ceremonia en la sede del Congreso, Arce dijo que su quinquenio estará orientado a servir “al pueblo boliviano, a intereses colectivos y no a intereses mezquinos e individuales”.
Arce asume un país polarizado y marcado por el revanchismo desde la caída de Morales, y algunos analistas consideran que el nuevo líder de 57 años podría adoptar un estilo más moderado tomando en cuenta las difíciles circunstancias sociales y económicas que enfrenta el país de 11,3 millones debido a la larga crisis política y la pandemia.
“Parte de su tarea será sanar las heridas políticas de los últimos años y unir el país tras de un proyecto común”, planteó Michael Shifter, de Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
Seguidores de Arce y organizaciones indígenas afines al nuevo mandatario armaron una colorida fiesta de danzas folclóricas en las afueras del palacio presidencial de La Paz para celebrar a su nuevo líder, mientras que en otras ciudades, bastiones de la oposición, se habían registrado desde hace días protestas en rechazo a la sucesión presidencial.
Arce llega con el desafío de sacar al país de lo que el propio nuevo líder tachó como la peor recesión en 40 años, como consecuencia de los efectos de la pandemia. Refirió que este año la caída del PIB sería del 11% y que aumentaría considerablemente las bolsas de pobreza y desempleo.
“Arce es economista que tiene muy claro los enormes desafíos que el país enfrenta”, señaló Shifter.
Las preguntas que muchos bolivianos se hacen es si Arce —el cerebro del éxito económico de Morales (2006-2019) de quien fue ministro de Economía por doce años— será un populista de izquierda y el rol que jugará Morales, quien regresará el lunes en una caravana desde Argentina donde estuvo exiliado.
“Muchos en el vecindario pensarán que Arce significa una segunda oportunidad para el socialismo del Siglo XXI, pero son otros tiempos”, comentó el profesor universitario de ciencia política Carlos Cordero. “Morales puede ser un buen aliado o el mayor rival político de Arce”.
Por otra parte, “la oposición no tuvo ni tendrá mayor peso”, añadió.
Economista pragmático y antineoliberal con estudios en Londres, a Arce le tocó antes administrar la bonanza con altos precios de las materias primas.
Antes de asumir declaró que no hará un gobierno “a la sombra” de Morales y que impulsará una apertura “a todos” los gobiernos.
“Queremos trabajar con todos por un mundo multipolar sin supremacía de ninguna potencia”, dijo el domingo y postuló la “recuperación de la Unión de Naciones del Sur (UNASUR)”, el bloque de naciones que tuvo su auge con los gobiernos izquierdistas de la región.
“Tendrá que abordar los desequilibrios macroeconómicos y al mismo tiempo reactivar la economía después de una fuerte recesión”, estimó a The Associated Press Rodrigo Riaza, analista de The Economist. Al contrario de Morales, Arce “gobernará con el cofre agotado”, agregó.
Arce dijo que retomará el modelo estatista para “reconstruir la economía” y prometió regresar a los bolivianos la “estabilidad económica” de los pasados años, una promesa que pegó fuerte en la campaña y que permitió a su partido —el Movimiento Al Socialismo (MAS)— regresar al poder un año después de la salida de Morales.
A la inauguración asistieron el Rey Felipe de España y los presidentes Alberto Fernández de Argentina, Iván Duque de Colombia, Mario Abdó Benítez de Paraguay y el canciller de Irán, Mohammad Yavad Zarif. También estuvo el expresidente Carlos Mesa, rival de Arce en las elecciones recientes y quien dijo esperar que el gobierno respete a la oposición.
La bancada del partido político de Mesa abandonó la ceremonia denunciando al nuevo gobierno por haber eliminado tras los comicios el voto de dos tercios para aprobar delicados asuntos en el legislativo, lo que enervó más a la oposición. El nuevo gobierno tiene mayoría en las dos cámaras pero no dos tercios como los tuvo Morales.
Tras un almuerzo con Arce, los invitados retornaron a sus países, mientras el nuevo presidente observó desde el palco su primer desfile militar seguido de una columna interminable de sus partidarios.