LA PAZ – Centenares de partidarios se trasladaban a La Paz para participar el domingo en el juramento de Luis Arce como nuevo presidente de Bolivia, mientras grupos opositores que impugnan la victoria del líder izquierdista mantenían protestas que el sábado parecían disminuir tras una noche de enfrentamientos callejeros entre bandos contrarios.
En tanto, el rey Felipe VI fue la primera alta autoridad en arribar a la ciudad de La Paz, donde fue declarado huésped ilustre de la urbe. En su delegación también se encontraba Pablo Iglesias, vicepresidente segundo del gobierno español.
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Por la noche, arribó el presidente argentino Alberto Fernández. Ambas delegaciones fueron recibidas con honores militares.
Poco antes, llegaron el canciller de Irán, Mohammad Yavad Zarif, y su homólogo venezolano Jorge Arreaza.
Todos fueron recibidos por los presidentes del Senado, Andrónico Rodríguez, y de la Cámara de Diputados, Freddy Mamani —ambos del partido de Arce y del expresidente Evo Morales.
En La Paz, la sede de gobierno, los obreros terminaban de armar tarimas frente al balcón del palacio presidencial desde donde Arce se dirigirá a sus partidarios tras jurar al cargo. Grupos de indígenas han preparado bailes folclóricos para celebrar a su líder.
“Estamos dando los últimos toques”, dijo Freddy Bobaryn, miembro de la Comisión de Transición.
En las ciudades de Santa Cruz y Cochabamba, al oriente y centro del país que son bastiones de la oposición, la situación parecía en calma tras dos días de protestas con esporádicos choques callejeros.
“La mayoría de las calles están transitables”, dijo por teléfono Rafael Reyes, vecino de Santa Cruz. Esa ciudad, motor económico del país, quedó paralizada el viernes por barricadas callejeras de grupos opositores al Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Arce y del expresidente Evo Morales.
La polarización política se profundizó desde el estallido social que dejó 36 muertos hace un año tras unas elecciones denunciadas como fraudulentas y que obligó a Morales a renunciar tras 14 años en el poder. En esos comicios, Morales buscaba un cuarto mandato consecutivo. El exmandatario prepara su regreso el martes desde su exilio en Argentina.
La contundente victoria de Arce, heredero político y ex ministro de Economía de Morales, envalentonó a los opositores que han salido a las calles en cinco ciudades para denunciar un supuesto fraude que ha sido desmentido por el Tribunal Supremo Electoral, los observadores internacionales e incluso por políticos rivales.
“Arce tiene múltiples desafíos, pero el primero es reconciliar a los bolivianos y reconstruir una democracia plural y respetuosa con la oposición y no una democracia autoritaria como tuvimos con Morales”, dijo a The Associated Press Carlos Cordero, profesor de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, pública.
El nuevo presidente “enfrentará un panorama económico complicado. Tendrá que abordar los desequilibrios macroeconómicos y reactivar la economía después de una fuerte recesión”, opinó Rodrigo Riaza, de la Unidad de Inteligencia del diario británico The Economist.
Economista pragmático y antineoliberal de 57 años y considerado el cerebro del éxito económico de Morales de quien fue ministro por 12 años, Arce anticipó que creará un gobierno “abierto a todos” los países, incluso Estados Unidos, del que se distanció Morales.
La primera delegación en llegar fue la comitiva estadounidense encabezada por Brent Mcintosh, subsecretario del Tesoro para Asuntos Internacionales. Para la noche se tiene previsto la llegada de los presidentes Iván Duque, de Colombia, y Mario Abdo Benítez, de Paraguay.
La presidente interina Jeanine Áñez no participará de la ceremonia y se ha replegado a su ciudad Trinidad en el oriente, informó el viceministro de Coordinación Gubernamental, Israel Alanoca.