MANILA – Un supertifón azotó el domingo el este de Filipinas con fuertes vientos y alrededor de un millón de personas fueron desalojadas de la ruta proyectada de la tormenta, incluida la capital, donde se ordenó el cierre del principal aeropuerto.
“Hay mucha gente que se encuentra realmente en zonas vulnerables”, dijo Ricardo Jalad, que dirige la agencia del gobierno para respuesta a desastres. “Estamos esperando daños serios”.
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El tifón Goni tocó tierra al amanecer en la costa de la provincia isleña de Catanduanes con vientos sostenidos de 225 kilómetros (140 millas) por hora y ráfagas de 280 km/h (174 mph), equivalente a un huracán de categoría 5. La tormenta avanzaba hacia el oeste rumbo a zonas densamente pobladas, como Manila, y provincias afectadas por la lluvia que continuaban recuperándose de un tifón que golpeó la zona hace una semana y dejó al menos 22 muertos.
“En las próximas 12 horas se experimentarán vientos violentos y catastróficos así como lluvias de intensas a torrenciales asociadas con la región de la pared del ojo y bandas internas de lluvia del tifón”, señaló la agencia climatológica filipina en un aviso urgente.
Dijo que Catanduanes y otras cuatro provincias serán las primeras afectadas, incluida Albay, donde decenas de miles de habitantes fueron trasladados a zonas seguras, en especial los que vivían cerca del volcán activo Mayon, donde corrientes de lodo han causado muertes durante tormentas pasadas.
Los habitantes fueron advertidos de aludes de tierra, grandes inundaciones, marejadas ciclónicas de más de cinco metros (16 pies) y viento intenso que puede destruir chozas.
Uno de los tifones más potentes registrados en el mundo este año, Goni ha evocado recuerdos del tifón Haiyan en noviembre de 2013, que dejó más de 7.300 fallecidos y desaparecidos, arrasó con aldeas enteras, lanzó a embarcaciones a tierra y causó el desalojo de más de cinco millones de personas en la zona central de Filipinas.
El principal aeropuerto de Manila fue cerrado 24 horas de domingo a lunes y las aerolíneas cancelaron decenas de vuelos internacionales e internos. El ejército y la policía nacional, así como la guardia costera y los bomberos, fueron puestos en máxima alerta.
Unos 1.000 pacientes con COVID-19 fueron trasladados a hospitales y hoteles desde tiendas de campaña convertidos en centros de cuarentena y tratamiento en la capital y la provincia norteña de Bulacan, dijo Jalad. Más albergues de emergencia de lo usual podrían ser abiertos para evitar congestionamientos que puedan resultar en una veloz propagación de contagios.
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Los periodistas de The Associated Press Aaron Favila y Joeal Calupitan contribuyeron a este despacho