LA PAZ – ¿Podría sonar precipitado declarar a un triunfador de las elecciones presidenciales de Bolivia con sólo el 6% de las actas escrutadas?
A unas horas del cierre de las urnas, el expresidente Evo Morales declaró que su heredero político habría resultado vencedor y, al poco tiempo, la mandataria interina boliviana, Jeanine Áñez, también sugirió como ganador a Luis Arce con base en estimaciones no oficiales y antes de conocer los resultados, que caían a cuentagotas.
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A través de un mensaje en Twitter, Morales —exiliado en Argentina— aseguró que el retraso obedecía a que se está “escondiendo el gran triunfo de partido” y agregó que “se ha producido una victoria del MAS, Lucho presidente”.
La encuestadora de la Fundación Jubileo, ligada a la Iglesia Católica y otras instituciones académicas dio a Arce un 53% de votos y a Mesa 30,8% con base en conteos rápidos no oficiales con un margen de error de +-1,48 puntos porcentuales. Su estudio abarca 4.389 mesas de votación de un total de 34.157.
Poco antes, la encuestadora Ciesmori para las televisoras Unitel y Bolivisión dio otro conteo rápido en el que Arce obtiene un 52,4% sobre Mesa, que obtendría 31,5 % en base a un 95% de la muestra del recuento de escrutinio, con un margen de error de +-1 punto porcentual.
Si las cifras llegaran a confirmarse, Arce habría ganado en primera vuelta. Para obtener el triunfo en la primera ronda es necesario que el puntero obtenga el 50% más uno de los votos o un mínimo de 40% de los sufragios y al menos una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado. .
Tras la publicación de una encuesta de salida privada que apuntaba a una victoria de Arce, petardos detonaron en barrios de la periferia de La Paz por parte de seguidores de Morales, pero no hubo festejos por lo avanzado de la hora.
Poco antes de que se diera a conocer ese encuesto no oficial, el portavoz de Mesa, Ricardo Ballivián, dijo que esperarían a los resultados oficiales antes de pronunciarse.
Después de la reacción de Morales y Áñez, Arce se pronuncio desde su casa de campaña, donde celebraba con sus seguidores.
“Todos los bolivianos hemos recuperado la democracia. Esta jornada ha sido tranquila”, dijo. “Estamos recuperando la certidumbre...Hoy como dice la canción: para el pueblo lo que es del pueblo”.
Tras una jornada electoral que se llevó a cabo con tranquilidad, el conteo de votos transcurría con lentitud mientras los electores se mantenían alertas para conocer al ganador de los comicios. Ante la demora, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, dijo por la noche que “fue una elección compleja en un coyuntura delicada en la que conviene apuntalar la certeza de los resultados”, por lo que llamó a políticos y ciudadanos a esperar resultados “con paciencia”.
Romero era blanco de críticas por el retraso. Había dicho previamente que el resultado final podría conocerse entre tres y cinco días después de los comicios, pero el domingo en la noche no dio un plazo. La ley contempla siete días.
A falta de resultados oficiales, los bolivianos se mantenían pegados las pantallas de televisión para conocer resultados de encuestas de salida y estimaciones estadísticas no oficiales.
Ante la incertidumbre, los analistas se mostraban cautos. “Hay ansiedad y susceptibilidad en los políticos y en la población por los conflictos del año pasado”, explicó a The Associated Press la profesora de Sociología María Teresa Zegada.
Las elecciones fueron reñidas y “cualquier resultado puede darse” entre Arce y Mesa, “incluso con un ganador en primera vuelta. Lo importante es que todos acepten el resultado” porque “la gente se agotó de la confrontación política”, comentó poco antes la exdiputada y analista Jimena Costa a radio Panamericana.
Arce llegó como favorito frente al expresidente centrista Carlos Mesa. De haber una segunda vuelta sería el 28 de noviembre.
El exministro de Economía de 57 años, considerado el cerebro del éxito económico de Morales, es un economista pragmático y antineoliberal. Todas las encuestas le daban primer lugar pero sin mayoría suficiente para ganar en primera vuelta.
El empresario y exlíder cívico de derecha, Luis Fernando Camacho —de la organización CREEMOS y a quien los conteos rápidos de Unitel ubicaban tercero con 14% de votos— podría resultar clave en una eventual disputa entre Arce y Mesa en el caso que ninguno gane en primer vuelta y que tengan que ir a un balotaje,
Una interrupción del conteo rápido en las anuladas elecciones del año pasado provocó sospechas de fraude y atizó un estallido social con 36 muertos que obligó a renunciar a Morales cuando buscaba un cuarto mandato consecutivo. Para estos comicios el TSE retiró un sistema de conteo rápido a pocas horas de iniciar la votación para evitar confusión y optó por el conteo oficial.
Los bolivianos arribaron a los comicios en medio de un clima polarizado tras la anulación de las elecciones del año pasado por denuncias de fraude, que provocaron un estallido social que dejó 36 muertos y forzó la renuncia de Morales tras 14 años en el poder. La pandemia agravó la polarización y el país vivió una campaña tensa.
“La gente se volcó a las urnas porque quieren de una vez descongestionar esta crisis política”, dijo Franklin Pareja, profesor de ciencia política de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, horas antes a radio Panamericana.
En contra de todos los pronósticos, la jornada transcurrió tranquila y pacífica, según destacaron autoridades y observadores internacionales. Los votantes soportaron la lluvia, el sol y largas filas para sufragar en una votación lenta debido a protocolos que obligó la pandemia.
“Todos esperamos que con estas elecciones haya un gobierno y venga la paz para los bolivianos”, dijo Judy Baldiviezo, una funcionaria pública de 58 años.
“La gente tiene un espíritu cívico admirable y eso es valioso en un país que ha tenido que repetir su proceso electoral”, destacó Francisco Guerrero, de la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Los comicios también renovarán la totalidad de la Asamblea Legislativa de 136 miembros para cinco años.