LA PAZ – Con menos apoyo que el año pasado, el expresidente centrista Carlos Mesa tendrá el domingo 18 de octubre una segunda oportunidad para derrotar en las urnas al delfín del exmandatario boliviano Evo Morales.
Mesa enfrentó a Morales el año pasado a la cabeza de toda la oposición y obtuvo el segundo lugar, pero las elecciones fueron anuladas por supuesto fraude, lo que derivó en un estallido social que dejó 36 muertos y obligó a Morales a renunciar tras casi 14 años en el poder.
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Para las elecciones del domingo las encuestas nuevamente le dan un segundo lugar pero con un menor caudal de votos debido al surgimiento de un competidor, el empresario y exlíder social de derecha Luis Fernando Camacho, que arropa a la oposición más radical a Morales.
El exministro de Economía de Morales, Luis Arce, candidato por el Movimiento al Socialismo (MAS), encabeza los sondeos que anticipan una eventual segunda vuelta con Mesa.
Con 67 años, pelo cano y mirada de intelectual, Mesa es el más veterano de los candidatos y el más experimentado en lidiar con Morales y sus seguidores en las urnas.
En su condición de vicepresidente asumió la presidencia en 2003 tras la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada después de violentas protestas sociales encabezadas, entre otros, por Morales, entonces líder de los cocaleros.
Cercado por las protestas Mesa renunció en 2005 y adelantó las elecciones que encumbraron a Morales.
“Estos 14 años nos han dejado la peor herencia de la historia… Este corazón no se rinde, porque construimos juntos un camino fundamental, logramos derrotar al autócrata (Morales) que tuvo que huir del país”, dijo Mesa en el cierre de su campaña.
Mesa agrupa a los sectores más moderados y encarna un discurso de reconciliación, pero también propone mejorar la salud pública y recuperar la economía.
“Entre los opositores al MAS la fuerza con mejor oportunidad es la de Mesa, que ha logrado acumular más entre la dispersión de voto”, dijo a The Associated Press la analista María Teresa Zegada, profesora de la estatal Universidad San Simón.
Con un estilo culto, Mesa carece de carisma y le cuesta acercarse a las multitudes pero es el más mesurado en un país polarizado. “Es un centrista comprometido con los valores democráticos, que entiende la importancia de la reconciliación como condición para avanzar”, dijo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
Su alianza Comunidad Ciudadana (CC) es una coalición de agrupaciones menores que no han cuajado en un partido político.
Como hijo de reputados historiadores, creció entre libros y en el ambiente académico. Antes de meterse en la política era uno de los periodistas más respetados y junto a su padres escribió el libro de historia nacional más consultado en Bolivia.
Tras su corta presidencia se retiró de la vida política a la que irónicamente regresó de la mano de Morales, cuando éste lo designó embajador en la demanda que Bolivia inició contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por el acceso al Pacífico, que el país andino perdió en una guerra con su vecino del sur en 1879.
La formalidad de sus palabras no ha cambiado con los años pero Mesa ha hecho algunos ajustes a su imagen para mostrarse más cercano al electorado. Durante la campaña cambió el saco y la camisa por el jean y los zapatos deportivos e incluso se animó a bailar cumbia en actos públicos.