STEINHATCHEE, Fla. – Mientras el huracán Helene se extendía por el norte de Florida, los residentes de todo el área de Big Bend están lidiando con los daños generalizados causados por una masiva marea de tormenta.
Calles, carreteras y muelles quedaron sumergidos, especialmente en ciudades costeras como Steinhatchee, donde los lugareños fueron testigos de cómo los niveles de agua alcanzaban alturas sin precedentes.
En Naples, la escena fue similar, ya que la marejada ciclónica inundó las calles y dañó la infraestructura.
En Steinhatchee, un puerto deportivo local experimentó marejadas ciclónicas que se acercaron a los niveles “insuperables” pronosticados.
Kurt Drafting, quien lidera un equipo de rescate en el terreno, describió la devastación.
“Probablemente vimos una marejada ciclónica de 10 pies”, dijo. “Las casas cercanas a la zona del muelle quedaron completamente inundadas de agua, lodo y aguas residuales”.
De pie en los escalones de una casa inundada en el área, puede ver que la marejada se elevó casi nueve pies. Si bien aún no se han publicado mediciones oficiales, la evidencia es innegable.
“Hay señales de lo alto que llegó la marejada en todas partes”, dijo un residente mientras señalaba las líneas de agua en las casas y los escombros esparcidos por las carreteras.
Al otro lado de la calle, la casa de Dale Bryant y su esposa Sherri era lo suficientemente alta como para evitar daños graves.
“El agua aquí llegaba hasta la parte trasera del baño para pájaros”, dijo Dale Bryant, recordando cómo se mantuvieron durante la tormenta.
“Era solo un rugido fuerte y constante”, agregó. “No se rindió durante tres horas seguidas, y el viento siguió arreciando. Nos preguntábamos qué iba a pasar después”.
Para los menos afortunados, el daño fue más severo. En la cercana Keaton Beach, las casas fueron arrastradas por el agua y no queda nada.
“Es triste en Keaton Beach, no queda nada”, dijo Dale Bryant.
Justo al final de la calle, otra casa fue arrastrada de sus cimientos y hacia la carretera, un recordatorio inquietante del poder de la tormenta. Los escombros están por todas partes, dejando a muchos en la comunidad devastados.
Allen Davis, quien evacuó antes de la tormenta, ahora enfrenta una batalla cuesta arriba para regresar a casa. “Todo está inundado”, dijo. “Esto no se compara con nada que hayamos visto aquí”.
La limpieza apenas comienza, pero las cicatrices de la tormenta permanecerán mucho después de que las aguas retrocedan.
A pesar de las evacuaciones obligatorias, algunos residentes optaron por quedarse. “Cada año la gente se vuelve un poco más insensible”, agregó Drafting. “Tres o cuatro tormentas ahora en 18 meses, y la gente se queda sin recursos y simplemente se cansa de correr”.
A medida que el norte de Florida comienza el largo proceso de recuperación, los residentes se preparan para otro desafío en una implacable temporada de huracanes.
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